lunes, 31 de diciembre de 2012

EL CASTIGO COMO SÍNTOMA DE DEBILIDAD

Gustave Doré. Ilustración al Paraíso Perdido de John Milton.


«Cuando crecen el poder y la autoconsciencia de una comunidad se dulcifica siempre el Derecho penal; todo debilitamiento y peligro de cierta gravedad que afecte a la comunidad vuelve a sacar a la luz formas más duras de ese Derecho. El "acreedor" siempre se ha ido haciendo más humano en la medida en que se haya ido haciendo más rico; en último término la medida de su riqueza es cuánto perjuicio puede soportar sin sufrir por ello. No sería impensable una consciencia del poder de la sociedad con la que ésta última se pudiese permitir el más noble de los lujos que existen para ella: dejar impune a quien la dañe. "¿Qué se me da a mí realmente de mis parásitos?", podría decir, "¡que vivan y prosperen: tengo la fuerza para aguantar eso y mucho más!"... La justicia, que empezó con aquello de que "Todo es pagable, por todo se tiene que pagar", termina haciendo la vista gorda y dejando irse al insolvente: termina como todas las cosas buenas de este mundo, autosuperándose. Esta autosuperación de la justicia ya se sabe con qué bello nombre se llama a sí misma: gracia; sigue siendo, como es fácil comprender, el privilegio del más poderoso, mejor aún, su más allá del Derecho».

Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Edaf, 1985, pp. 322-3).

viernes, 21 de diciembre de 2012

EL DESPRECIO POR EL PENSAMIENTO LLEVA AL HOMBRE MASA.


Rafael Sanzio, La Escuela de Atenas (1510-12)


«Los más grandes acontecimientos y los más grandes pensamientos -pero los más grandes pensamientos son nuestros más grandes acontecimientos- son los que más tarde se comprenden; los contemporáneos de estos acontecimientos no los viven, pasan de lado. Sucede aquí lo mismo que en el dominio de las estrellas. La luz de la estrella más lejana es la que más tarda en llegar a los hombres; y en tanto que esta luz no haya llegado hasta él, el hombre niega que haya allí un estrella." ¿Cuántos siglos hacen falta para que un espíritu sea comprendido?" He ahí también un criterio que puede servir para establecer una jerarquía y una etiqueta necesarias tanto a los espíritus como a las estrellas».

(Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal, 285, Madrid, Edaf, 1985, p. 230).



domingo, 16 de diciembre de 2012

ALAN WATTS: UNA APELACIÓN A LA VOCACIÓN

En el siguiente vídeo (de solo 3 minutos), el filósofo y orientalista Alan Watts nos hace una apelación para dejarnos guiar (y por tanto reivindicar) por nuestra vocación, que es lo mismo que decir por una vida plena y libre. ¿Cómo es posible que se hable de sociedades libres si, como es posible leer en algunos de los comentarios al vídeo, la realización de lo que somos, que consiste en dar lo mejor de nosotros mismos mediante un trabajo vocacional, es considerado una quimera?




Subido por Rosa Mª Almansa Pérez

martes, 23 de octubre de 2012

EL CAPITALISMO COMO TERRORISMO FINANCIERO


Transcribimos a continuación parte del crudo artículo de Juan José Millás aparecido en El País el 12 de agosto de 2012 bajo el título "Un cañón en el culo", en el que describe las consecuencias del terrorismo financiero, es decir, de la economía capitalista.

"Si lo hemos entendido bien, y no era fácil porque somos un poco bobos, la economía financiera es a la economía real lo que el señor feudal al siervo, lo que el amo al esclavo, lo que la metrópoli a la colonia, lo que el capitalista manchesteriano al obrero sobreexplotado. La economía financiera es el enemigo de clase de la economía real, con la que juega como un cerdo occidental con el cuerpo de un niño en un burdel asiático. (…) Puede comprarte, y sin que tú te enteres de la operación, una cosecha inexistente y vendérsela a un tercero que se la venderá a un cuarto y este a un quinto y puede conseguir, según sus intereses, que a lo largo de ese proceso delirante el precio de ese trigo quimérico se dispare o se hunda sin que tú ganes más si sube, aunque te irás a la mierda si baja. Si baja demasiado, quizá no te compense sembrarlo, pero habrás quedado endeudado sin comerlo ni beberlo para el resto de tu vida, quizá vayas a la cárcel o a la horca por ello, depende de la zona geográfica en la que hayas caído, aunque no hay ninguna segura. De eso trata la economía financiera.

Pero lo que (…) compra por lo general es un país entero y a precio de risa, un país con todos sus ciudadanos dentro, digamos que con gente real que se levanta realmente a las seis de mañana y se acuesta de verdad a las doce de la noche. Un país que desde la perspectiva del terrorista financiero no es más que un tablero de juegos reunidos en el que un conjunto de Clicks de Famóbil se mueve de un lado a otro como se mueven las fichas por el juego de la Oca.

Goya, Saturno devorando a un hijo (1819-23)
La primera operación que efectúa el terrorista financiero sobre su víctima es la del terrorista convencional, el del tiro en la nuca. Es decir, la desprovee del carácter de persona, la cosifica. Una vez convertida en cosa, importa poco si tiene hijos o padres, si se ha levantado con unas décimas de fiebre, si se encuentra en un proceso de divorcio o si no ha dormido porque está preparando unas oposiciones. Nada de eso cuenta para la economía financiera ni para el terrorista económico que acaba de colocar su dedo en el mapa, sobre un país, éste, da lo mismo, y dice “compro” o dice “vendo” con la impunidad con la que el que juega al Monopoly compra o vende propiedades inmobiliarias de mentira.


Cuando el terrorista financiero compra o vende, convierte en irreal el trabajo genuino de miles o millones de personas que antes de ir al tajo han dejado en una guardería estatal, donde todavía las haya, a sus hijos, productos de consumo también (…) pero sobreprotegidos desde luego por esa cosa que venimos llamando Europa o Unión Europea o, en términos más simples, Alemania, a cuyas arcas se desvían hoy, ahora, en el momento mismo en el que usted lee estas líneas, miles de millones de euros que estaban en las nuestras.

Y se desvían no en un movimiento racional ni justo ni legítimo, se desvían en un movimiento especulativo alentado por Merkel con la complicidad de todos los gobiernos de la llamada zona euro. Usted y yo, con nuestras décimas de fiebre, con nuestros hijos sin guardería o sin trabajo, con nuestro padre enfermo y sin ayudas para la dependencia, con nuestros sufrimientos morales o nuestros gozos sentimentales, usted y yo ya hemos sido cosificados por Draghi, por Lagarde, por Merkel, ya no poseemos las cualidades humanas que nos hacen dignos de la empatía de nuestros congéneres. Ya somos mera mercancía a la que se puede expulsar de la residencia de ancianos, del hospital, de la escuela pública, hemos devenido en algo despreciable, como ese pobre tipo al que el terrorista por antonomasia está a punto de dar un tiro en la nuca en nombre de Dios o de la patria.

A usted y a mí nos están colocando en los bajos del tren una bomba diaria llamada prima de riesgo, por ejemplo, o intereses a siete años, en el nombre de la economía financiera. Vamos a reventón diario, a masacre diaria y hay autores materiales de esa colocación y responsables intelectuales de esas acciones terroristas que quedan impunes entre otras cosas porque los terroristas se presentan a las elecciones y hasta las ganan y porque hay detrás de ellos importantes grupos mediáticos que dan legitimidad a los movimientos especulativos de los que somos víctimas.

(…) La actividad principal de la economía financiera consiste en alterar el precio de las cosas, delito prohibido cuando se da a pequeña escala, pero alentado por las autoridades cuando sus magnitudes se salen de los gráficos.

Aquí están alterando el precio de nuestras vidas cada día sin que nadie le ponga remedio, es más, enviando a las fuerzas del orden contra quienes tratan de hacerlo.

En la economía real, para que una lechuga nazca hay que sembrarla y cuidarla y darle el tiempo preciso para que se desarrolle. Luego hay que recolectarla, claro, y envasarla y distribuirla y facturarla a 30, 60 o 90 días. Una cantidad enorme de tiempo y de energías para obtener unos céntimos, que dividirás con el Estado, a través de los impuestos, para costear los servicios comunes que ahora nos están reduciendo porque la economía financiera ha dado un traspié y hay que sacarla del bache. La economía financiera no se conforma con la plusvalía del capitalismo clásico, necesita también de nuestra sangre y en ello está, por eso juega con nuestra sanidad pública y con nuestra enseñanza y con nuestra justicia al modo en que un terrorista enfermo, valga la redundancia, juega metiendo el cañón de su pistola por el culo de su secuestrado."

domingo, 30 de septiembre de 2012

Sobre el 25S

Mi espalda es lo suficientemente ancha y lo suficientemente fuerte; no sería más que un cobarde si me fuera y dejara que ellos sufrieran los problemas sabiendo que la mitad de ellos no son capaces. "Ellos que son fuertes deben aguantar las flaquezas de aquellos que son débiles y no pensar en su propio placer” Hay algo que de tan evidente no necesita mostrarse; brilla con luz propia. Está muy claro que te equivocas en la vida si vas detrás de esto y lo otro para hacer que las cosas sean más fáciles y placenteras para ti mismo. Un cerdo puede meter su hocico en el comedero y no pensar en nada más; pero, si tiene y el corazón y el alma de un hombre, no puedes permitirte dormir en una cama mientras que los demás duermen encima de las piedras. No, no. Nunca sacaré mi cuello del yugo y dejaré que la carga la lleven los débiles.
George Eliot, Adam Bede.  


Antes de realizar nuestras propuestas al debate que plantea el 25S, creemos que es necesario comenzar con algunas preguntas acerca de este movimiento y de los que desde el año pasado hemos vivido en nuestro país, con el fin de establecer un punto de partida claro a partir del cual tenemos que desarrollar el proceso de cambio cuyo anhelo ha movilizado a tantos miles de personas.

1º) ¿Qué cambios reales se han conseguido desde el comienzo de las movilizaciones del 15 de mayo del año 2011 –y recordemos que el inicio de la crisis data del 2007- así como de las dos huelgas generales convocadas, tanto con el gobierno del PSOE como con el PP? 
Respuesta: Más derechización.

2º) ¿Qué objetivos concretos se han decantado de todo este movimiento asambleario, aparte de impedir casos puntuales de abusos, desahucios o de reivindicar más democracia en unos casos o democracia real en otros? 
Respuesta: Ninguna.

3º) Si el 25S reivindica un proceso constituyente, ¿sobre qué plataforma de principios, al menos mayoritariamente aceptados, debe arrancar?

Desde la Asociación Aletheia queremos vivificar la movilización ciudadana con propuestas concretas de debate político, más allá del "NO" de las pancartas y de la necesaria condena de la represión policial. Por esta razón, lanzamos el siguiente MANIFIESTO como propuesta de principios fundamentales para el comienzo de un proceso constituyente:

La crisis que actualmente estamos padeciendo se achaca principalmente a la especulación financiera. Sin embargo, nosotros afirmamos que la esencia del sistema capitalista es la especulación de todos los bienes que la sociedad ha ido conquistando a lo largo de su dolorosa historia. Porque especular es apartar las cosas de sus verdaderos fines para obtener de ellos un beneficio particular.

- Se especula con el derecho al trabajo, que ha de ser un bien universal, cuando del derecho a propiedad privada de los medios de producción se obtiene un beneficio particular.

- Se especula con el derecho a la realización personal en el trabajo, es decir, de la dignidad del trabajo, cuando por falta del mismo y, dada la propiedad privada de los medios de producción, hay que aceptar cualquier trabajo para que el propietario obtenga un beneficio.

- Se especula con el derecho universal a la salud cuando ésta se vincula al negocio que busca beneficio privado.

- Se especula con el derecho a la educación cuando ésta se vincula al negocio que busca beneficio privado.

- Se especula con el derecho a una vivienda digna cuando el suelo está privatizado y se busca obtener un beneficio de una necesidad ajena.

Y así un largo etcétera.

Nuestras conclusiones son las siguientes:

- Sólo se puede eliminar la especulación sobre el trabajo socializando los medios de producción y de depósitos de valor (lo que ahora denominamos “banca”).

- Sólo se puede eliminar la especulación sobre la dignidad del trabajo con la medida anterior y mediante la equiparación en valor de todos los trabajos que sean socialmente necesarios.

- Sólo se puede eliminar la especulación en la salud cuando el derecho a ésta sea realmente universal: la misma calidad para todos y todos (también los políticos) en el mismo sistema de salud.

- Sólo se puede eliminar la especulación en la educación si, de igual modo que la sanidad, es realmente universal y, además, introduce entre sus objetivos prioritarios el desarrollar en los educandos simultáneamente el reconocimiento de la propia singularidad y el desarrollo de su conciencia y sensibilidad social. De esta manera podrán tomar conciencia de que sus derechos son indisociables de la afirmación de los derechos de los otros.

- Sólo se puede acabar con la especulación de la vivienda digna socializando el suelo y priorizando necesidades en función de los recursos disponibles.

Según esto, POLÍTICA será aquella forma de organización que permita la consecución de los anteriores objetivos. Para ello es necesaria la transparencia social, que implica una doble igualdad:

1º) La igualdad de ingresos. Sólo sabremos las verdaderas necesidades de los otros si vivimos como ellos y,  por tanto, sólo de esta manera podremos resolver realmente los problemas de todos y no como siempre: antes unos y después los otros. Aunque ese después nunca llegue para algunos.

2º) La igualdad real de oportunidades para que cada uno pueda realizar su auténtica vocación y no venderse por un plato de lentejas.

Por tanto, sólo si el representante vive igual que el representado y no posee privilegio alguno por su condición de político, el representante y el representado coincidirán totalmente.

ASOCIACIÓN ALETHEIA

lunes, 17 de septiembre de 2012

EXPLICACIÓN DE NUESTRO DIBUJO


Es nuestra intención desarrollar aquí una explicación de lo que quiere significar nuestro dibujo-símbolo, inspirado, como resulta evidente, en la famosa Danza de Matisse, al que hemos añadido una serie de símbolos -el Árbol de la Vida cuyas raíces se bifurcan y enlazan en dos serpientes que constituyen su base, el Yin y el Yang, el sol unificador y la simbología de tipo lógico- a los que hemos otorgado significación muy precisa.

El dibujo, como tal, forma un todo, lo cual remite a que Todo es Uno, principio y fin, Α y Ω. A partir de ahí, a partir de lo Uno, se engendra la diversidad. Así, desde Α hasta Ω, nos reconocemos en todos los cambios, porque todo cambio es inherente a nuestra esencia desde el momento en que somos Uno.
     
Pero esa misma unidad esencial de todo es, precisamente, la garantía de la máxima diversidad. Toda realidad tiene y debe tener su propia vida, pero siempre en función de la unidad del todo, porque sin unidad no hay diversidad, sino caos. La diversidad que se despliega de la unidad del todo es aquella en la que podemos reconocernos permanentemente sin dejar de ser nosotros mismos. Y es esto, precisamente, lo que posibilita la libertad.



De lo Uno y su diferenciación sin dejar de ser Uno, llegamos a lo que es Razón (simbolizada por el Sol del cual parten los rayos), la cual (entendida como el conocimiento de los límites entre necesidad y libertad) no es de ningún modo incompatible con esta última. A o no A (el lema incluido dentro del sol) es el principio lógico de no contradicción y representa el poder de diferenciación de lo posible desde lo que es Uno. Razón y libertad se coimplican, porque toda elección debe ser racional: se ha de elegir un posible, pero no pueden elegirse todos los posibles simultáneamente. La elección de una opción («A»), no implica la negación absoluta de la otra (no-A), sino que una se afirma mientras que la otra debe negarse relativamente. 

A y no A (en el pedestal del árbol) es el principio lógico de contradicción y representa la forma potencial de ser, lo que por sí solo no se puede realizar. A través de una elección, lo que es dos (una cosa y otra, A y noA) comienza a realizarse como uno. Pero una elección implica también realización, pues de lo contrario se trataría de una elección vacía, y esa realización da lugar a todo el Árbol de la Vida con toda su diversidad. Este principio de contradicción, A y no-A, también es la representación de la posibilidad limitada. En otras palabras, podemos elegir entre un número limitado de alternativas, porque si elegimos entre un número ilimitado no elegimos nada (cualquier número entre infinito da «0»).

La base del árbol representa lo que no es igual a sí mismo, el caos. Según  la filosofía de la Afirmación, lo Uno es tal porque su negación es relativa a su afirmación. Y la negación máxima de lo Uno es lo que es dos (el dualismo). Es ésta la forma más relativa de lo Uno: el caos. El caos es lo que no es igual a sí mismo, lo que siempre es otro, y por ello puede simbolizarse como «2 no es igual a 2» (una fórmula también incluida en el rótulo al pie del árbol). Sin embargo, hay que tener en cuenta que del caos nace inmediatamente lo posible; y lo posible es lo que la libertad realiza.

El tronco del árbol nos presenta un doble camino: uno descendente hacia el caos y otro ascendente hacia la plena realización. El árbol representa la naturaleza, permanente en su continuo cambio: camina hacia el caos y regresa de él permanentemente.

La justicia también se encuentra reflejada en este dibujo. Puesto que podemos definirla como el equilibrio entre lo contingente  y lo necesario, el punto de encuentro entre lo necesario que se diversifica (el dibujo de arriba a abajo) y lo contingente que se identifica (por el poder de elección de la conciencia, el dibujo de abajo a arriba) es la justicia (simbolizada en el Yin y el Yang).

También la mitología hindú hace referencia a la serpiente (aquí presente), a la que llama Ananda, y a la que entiende tanto como infinito (o lo que no se limita a sí mismo), como «residuo», esto es, lo que constituye materia para una nueva creación porque ya no posee identidad propia (es decir: «caos»), y de ahí que se encuentre en la base del dibujo.

Los rayos de luz representan el poder del amor. El amor no es otra cosa que la relativización de uno para hacer crecer al otro. De esta forma, el sol se niega relativamente para afirmar la vida de la naturaleza.

En cuanto a las figuras humanas, se trata de transmitir una idea de solidaridad basada en la alegría, y también en la fuerza, puesto que son ellas las que le han pisado la cabeza a la serpiente. Este gesto simboliza el poder del ser humano sobre el caos, que ya no se presenta aquí como peligroso u amenazante. Por otra parte, se han resaltado los contornos de las figuras humanas -al tiempo que cada una posee, gracias a la maestría de Matisse, su propia y bella posición-, porque se resalta la singularidad humana, pero entendida ésta siempre estrechamente vinculada a la solidaridad (y sin la cual entendemos que la primera acaba perdiéndose irremisiblemente). Precisamente porque cada uno es sí mismo,es por lo que puede ser capaz de ofrecer oportunidades, a sí mismo y a los demás. Sin embargo, mientras nos encontramos en proceso del logro de nuestra propia y auténtica singularidad, nos hallaremos en la triste situación de “robar” permanentemente identidad y, por tanto, enfrentados con los otros. 

El hecho de que falte la figura central que debería ir de espaldas en primer plano es debido a que se reivindica, a través del dibujo, la transparencia, sin la cual no es posible la alegría de la existencia. Al cerrarse el ser humano sobre sí mismo, el producto es una visión antropomórfica sobre el mundo incapaz de ver las cosas por sí mismas.

Por último, el pentágono que enmarca el dibujo hace referencia a las tres diferenciaciones de la conciencia (la base del pentágono: pensamiento, voluntad y amor), que hacen que el dos tienda hacia lo Uno (vértice del pentágono) en el Árbol de la Vida. Asimismo, el pentágono se vincula o hace alusión (y en este sentido constituye un homenaje a las mismas) a las religiones precolombinas que anuncian el advenimiento de un «quinto sol», concebido como una nueva creación que se entiende como definitiva.

viernes, 14 de septiembre de 2012

¿QUÉ PASA EN SUDÁFRICA?

Reproducimos a continuación parte del elocuente artículo de John Carlin, escritor y periodista británico, aparecido en El País el día 24 de agosto con el título "Sudáfrica y el fantasma mexicano", que describe las causas del terrible asesinato de mineros en las revueltas del pasado mes por parte de la policía. El análisis pretende hacer una comparación entre el Congreso Nacional Africano como partido dominante después de la caída del apartheid y el PRI mexicano, convertido en un lobbie que realiza las funciones de los antiguos opresores antes de su nacimiento.

"La conexión mexicana, la verdad, se me ocurrió a los pocos meses de que Mandela ganara aquellas primeras elecciones democráticas, acabando con tres siglos y medio de dominación blanca (...). Dije que temía que el CNA se acabara convirtiendo en un PRI, o en aquel PRI que en el siglo XX gobernó sin interrupción durante 70 años: es decir, un partido revolucionario institucional en el que -como delata el nombre- se apela a la retórica progresista de siempre, en defensa de las masas y tal, pero el objetivo principal es perpetuar una élite en el privilegio y el poder. El mecanismo que creó el PRI para forjar su "dictadura perfecta"-como decía Mario Vargas Llosa- fue una coalición entre el partido dominante, el sindicalismo, el empresariado y otras fuerzas sociales, apoyada por las fuerzas de seguridad.(...)



En Sudáfrica (...) los revolucionarios son hoy la imagen y semejanza (salvo en el color de la piel) de los antiguos amos que en su día, y con enorme sacrificio e idealismo, derrocaron.
(...) La revuelta de Marikana, la más dramática de miles que se han visto a lo largo de este año en las localidades pobres negras del país, escenifica la frustración y la rabia de un creciente porcentaje de la población contra el poder establecido. En este caso específico, la frustración de los mineros surgió por la complicidad que detectaron entre la empresa británica dueña de la mina de platino, Lonmin, y el sindicato que toda la vida les había representado. (...) Ahí nació Amcu, una organización más visceral que coherente, sin plan estratégico o ideología definida, pero que expresa los sentimientos de muchos mineros. Fue contra los mineros nuevamente incorporados a Amcu, en huelga por un aumento de sueldo, contra los que los policías dispararon.
La rabia de los mineros, la que desencadenó los actos violentos que condujeron también a la muerte de dos policías, a machetazos, proviene no sólo de la convicción de que reciben sueldos miserables, sino de ver que los jefes sindicalistas viven, relativamente hablando, como reyes. El presidente de la NUM (Sindicato Nacional de Mineros) gana 25 veces más al mes que los mineros que se unieron a Amcu. Cuando apareció en la mina de Marikana después de la masacre no pudo salir del coche de policía que lo transportaba, por temor a que lo mataran.
Lo que ha pasado es que tanto la NUM, como otros sindicatos que hace 20 y 30 años estaban en la vanguardia de la lucha contra el apartheid, como el Gobierno del Congreso Nacional Africano con el que están íntimamente aliados, se han aburguesado. (...) Pertenecen a una clase de animal distinta, depredadora, que se reparte el poder y la riqueza entre sí (...) Un personaje lo define. Se llama Cyril Ramaphosa, el fundador de la NUM en 1982, negociador número uno del CNA durante la transición a la democracia a principios de los noventa y ahora un magnate cuya fortuna se mide en cientos de millones de euros.
Ramahosa, un favorito de Mandela en su día y para muchos el que debería de haberle sustituido cuando dejó la presidencia, es miembro de la junta directiva de Lonmin, donde todos son considerados (y no sólo por Amcu) como unos viles explotadores. Pero Ramaphosa sigue siendo no sólo una figura emblemática en la NUM sino uno de los barones más influyentes del CNA. Como en México, en los años de gloria del PRI, las elecciones generales son insignificantes a la hora de determinar la identidad de futuros presidentes y de sus ministros comparado con las elecciones internas en la cúpula del CNA, donde un reducido número de políticos, sindicalistas y empresarios negros nuevos ricos centralizan el poder. (...)

lunes, 3 de septiembre de 2012

EL HOMBRE DEL FUTURO SEGÚN MIHAILO MARKOVICH


Transcribimos a continuación unas líneas del libro de Mihailo Markovic, Dialéctica de la praxis, donde podemos comprobar el profundo humanismo a partir del cual se desarrolla el pensamiento de este olvidado filósofo yugoslavo. Su visión del ser humano del futuro puede darnos muchas pautas de hacia dónde dirigirnos en momentos de desconcierto como los actuales, pues reconoce las profundas posibilidades humanas más allá de la alienación en la que vivimos. He aquí una apuesta por la humanización radical.

"El hombre del futuro debe liberarse de su dependencia de las necesidades naturales exteriores y de los ciegos poderes sociales, sus propios productos. El hombre del futuro debe desarrollar las formas creadoras de su actividad práctica y liberarse del trabajo degradante y forzoso. Debe acabar con la destrucción de bienes materiales y vidas humanas. Debe hacer coincidir sus intereses personales con los de los demás hombres y con los de la sociedad. No le estará permitido privilegio alguno (económico, político o cultural), lo que implicará la eliminación de las diferencias entre las clases y las castas y, quizá, también la completa igualdad de todos los individuos. El hombre del futuro no debe explotar a otros hombres; en otras palabras, nunca debe tratar a otro hombre como medio, sino siempre como fin.


En vez de hacer esfuerzos desesperados para poseer tanto como le sea posible, debe tratar de ser y de vivir una vida lo más rica, cabal y plena posible. Por ello, debe desarrollar todas sus capacidades potenciales, todos sus sentidos humanos, y refirmar su individualidad en sus diferentes relaciones con el mundo." (Pág.63)
"Si se piensa en la gran tradición humanista de los últimos veinticinco siglos, y se toman en cuenta algunos valores fundamentales de carácter general que en la actualidad constituyen la base de toda moral, es indiscutible que los hombres, en condiciones (por lo demás) iguales, tienden más a la libertad que a la esclavitud; que prefieren la actividad creadora al aniquilamiento y la pasividad de los trabajos rutinarios; que al egoísmo anteponen la preocupación por las necesidades sociales generales; que prefieren la racionalidad a ciertas formas de conducta regidas por fuerzas ciegas inconscientes, y que tienen en mayor estima al amor a la paz que la agresividad, etc. Sería falso y dogmático afirmar que solo estas características constituyen la naturaleza humana, mientras que todas las otras son simples apariencias, mera facticidad sin fundamento en la esencia del hombre. Para poder fundamentar en la filosofía y en la praxis un criterio universal de la determinación valorativa del hombre, es suficiente comprobar que estas características configuran aquello que debe ser considerado como la posibilidad óptima del ser humano. Concretar estas posibilidades óptimas significa llevar una 'verdadera', 'auténtica' vida humana. No aprovechar esta posibilidad óptima significa no ser una persona auténtica, no vivir una vida verdaderamente humana, en suma, estar alienado."(Pág. 69)

Fotograma de la película de Stanley Kubrick,
2001 una odisea del espacio (1968)

"Si estamos insatisfechos en la actual situación humana general y, por cierto, no solo con alguno  de sus aspectos, si estamos dispuestos a  buscar las raíces de las formas actuales de degradación humana, si estamos convencidos de que es inevitable un cambio mucho más profundo que la intensificación (más de una vez, sólo simbólica) del cuidado de los pobres y no desarrollados, debemos plantear, entonces, nuestra cuestión en forma más concreta y fundamental: debemos hablar de una humanización radical." (Pág. 71)

Mihailo Markovich, Dialéctica de la praxis, Amorrortu Ediciones, 1972.

Subido por Encarnación Almansa (Aletheia)

Relacionado con el mismo tema le recomendamos: LOS LÍMITES DEL ESTADO DEL BIENESTAR, LA JUSTICIA Y EL NUEVO SUJETO SOCIAL.

viernes, 24 de agosto de 2012

SCHUMACHER: LA HUMANIZACIÓN DEL TRABAJO


El Roto. Diario El País, 4 septiembre 2014.

El economista Schumacher, del que hemos traído ya a este blog algunas citas, sigue inspirándonos. De su libro Lo pequeño es hermoso o Tratado de economía como si la persona importara, nos hace reflexionar de nuevo acerca de la necesidad de la humanización del trabajo. Aquello que se separa de su auténtica naturaleza (y así lo hacemos nosotros cuando permanentemente nos vemos obligados a someternos a un trabajo fragmentado y empobrecedor) acaba haciéndonos pagar un alto precio por ello. Una cuestión que ya en los años setenta planteaba como de pura supervivencia. Así lo expone él mismo, si bien refiriéndose en esta ocasión únicamente al trabajo productivo de objetos:

«A pesar de que estas estimaciones no deben tomarse demasiado literalmente, sirven bastante adecuadamente para mostrarnos lo que la tecnología nos ha ayudado a hacer, es decir, reducir la cantidad de tiempo realmente empleado en la producción en su sentido más elemental a un porcentaje tan pequeño del total del tiempo social que resulta insignificante. […]

El proceso de limitar el tiempo productivo al 3,5 por ciento del total del tiempo social ha tenido el efecto inevitable de eliminar todo placer y satisfacción humana normales del tiempo empleado en este trabajo. Virtualmente toda producción real ha sido transformada en una tarea inhumana que no enriquece al hombre sino que lo vacía. “De la fábrica”, se ha dicho, “la materia muerta sale mejorada, mientras que los hombres que allí trabajan salen corrompidos y degradados”.

Podemos decir, por lo tanto, que la tecnología moderna ha privado al hombre moderno de la clase de trabajo que él disfruta más, trabajo creativo, útil, hecho con sus manos y su cerebro, y le ha dado abundante trabajo de un tipo fragmentado, la mayor parte del cual no le produce satisfacción. Ha multiplicado la cantidad de gente que se encuentra extremadamente ocupada en hacer una clase de trabajo que si es realmente productivo lo es sólo de manera indirecta y mucho del cual no sería necesario en absoluto si la tecnología fuera bastante menos moderna. Karl Marx parece haber anticipado mucho de esto cuando escribió: “Desean que la producción esté limitada a cosas útiles, pero se olvidan de que la producción de demasiadas cosas útiles da lugar a demasiada gente inútil”, a lo que nosotros podemos agregar: particularmente cuando los procesos de producción son aburridos y desprovistos de alegría. Todo esto confirma nuestra sospecha de que la tecnología moderna, en la manera en que se ha desarrollado, se está desarrollando y promete desarrollarse en el futuro, está mostrando un rostro cada vez más inhumano y haríamos bien en analizar nuestra situación y reconsiderar nuestras metas.

Analizando nuestra situación podemos decir que poseemos una vasta acumulación de nuevos conocimientos, técnicas científicas espléndidas para incrementarlos y una inmensa experiencia en su aplicación. Todo esto tiene parte de verdad. Este conocimiento verdadero, como tal, no nos compromete a una tecnología del gigantismo, a la velocidad supersónica, a la violencia y a la destrucción del trabajo agradable al hombre. […]

Como he mostrado, el tiempo directamente productivo en nuestra sociedad ya ha sido reducido a alrededor del 3,5 por ciento del total del tiempo social y el desarrollo de la tecnología moderna lo ha de reducir aún más […]. Imaginemos que nos proponemos una meta en la dirección opuesta, incrementarlo en seis veces, hasta alrededor del 20 por ciento, de modo que el 20 por ciento del total del tiempo social se utilizase para producir cosas, empleando las manos y el cerebro y, naturalmente, herramientas excelentes. ¡Un pensamiento increíble! Incluso los niños y los viejos podrían ser útiles. Con un sexto de la productividad actual deberíamos producir tanto como ahora. Habría seis veces más de tiempo por cada pieza que eligiésemos hacer, suficiente como para hacer un buen trabajo, para disfrutar con él, para producir calidad e incluso para hacer cosas hermosas. Pensemos en el valor terapéutico del trabajo y en su valor educacional. […]. Todo el mundo tendría acceso a lo que es ahora el más raro privilegio, la oportunidad de trabajar útil y creativamente, con sus propias manos y cerebro, sin prisas, a su propio ritmo y con herramientas excelentes. ¿Significaría esto una enorme extensión de las horas de trabajo? No, la gente que trabaja de esta manera no conoce la diferencia entre trabajo y ocio. A menos que duerman o coman o elijan ocasionalmente no hacer nada, están siempre ocupados de una forma agradable y productiva. Muchos de los “trabajos no productivos” desaparecerían y yo dejo a la imaginación del lector el identificarlos. Habría muy poca necesidad de entretenimientos vulgares e incuestionablemente menos enfermedades.


Podría decirse que ésta es una visión romántica, utópica. Es verdad. Lo que tenemos hoy en la sociedad industrial moderna, no es romántico ni ciertamente utópico, tal como vemos ante nosotros. Pero se encuentra en tremendas dificultades y no promete sobrevivir. Vamos a necesitar el coraje suficiente para soñar si es que deseamos sobrevivir y dar a nuestros hijos una posibilidad de supervivencia. La triple crisis de la que he hablado no ha de desaparecer si seguimos como antes. Llegará a ser peor y terminará en un desastre, a menos que desarrollemos un nuevo estilo de vida que sea compatible con las necesidades reales de la naturaleza humana, con la salud de la naturaleza viva que nos rodea y con la dotación de recursos que tenemos en el mundo.

Ahora bien, éstas son realmente palabras mayores, no porque un nuevo estilo de vida que cumpla con estas exigencias sea imposible de concebir, sino porque la presente sociedad de consumo es como un drogadicto que a pesar de lo mal que pueda sentirse encuentra extremadamente difícil salir del atolladero. Los hijos problema del mundo, desde este punto de vista […], son las sociedades ricas y no las pobres».

Subido por Rosa Mª Almansa (Aletheia).

(De este mismo autor recomendamos otro artículo de nuestro blog: LAS PREOCUPACIONES ÉTICAS DE UN ECONOMISTA y EL TRABAJO DESHUMANIZADOR: E. F. SCHUMACHER.

sábado, 4 de agosto de 2012

PRESUPUESTOS ANTROPOLÓGICOS PARA UNA NUEVA ECONOMÍA (II)


Transcribimos la segunda parte de la ponencia realizada por Francisco Almansa el día 15 de junio en el Centro Indalo Loyola de Almería, dentro de la Mesa Redonda titulada "Alternativas a la economía capitalista: de la economía del tener a la del dar":

El Greco, Expulsión de los mercaderes del Templo (1600).

«La principal y la menos nombrada consecuencia del establecimiento de un yo "eficiente económicamente" propio del capitalismo es la desigualdad controlada como instrumento de eficiencia económica. Esto significa que las desigualdades sociales son vistas como instrumentos estimulantes para el crecimiento económico, pues serían un acicate tanto para los que poseen menos como para los que poseen más. Según esta cínica concepción de las relaciones humanas, los primeros se verían motivados en mayor grado a la hora de aceptar las condiciones del sistema para alcanzar la meta de la prosperidad. Siendo la condición que goza de más predicamento la voluntad de competir. Sólo los pusilánimes y los "incompetentes" serán orillados del manantial ininterrumpido de riqueza que fluye sin cesar de la cornucopia del mercado. 

Asimismo, se supone que los que más tienen buscan mantener las distancias que los distinguen como triunfadores -aunque sus "éxitos", como sucede con frecuencia en todas las sociedades de clases, hayan sido heredados-. El llegar a ser como "ellos" (como los triunfadores), así como el "distinguirnos" de los otros (de los mediocres, hasta que no se demuestre lo contrario), se consideran, pues, fuerzas motrices del desarrollo económico. No es, por tanto, solamente la codicia de bienes materiales, sino también otra codicia aún más perniciosa que la primera: la de la búsqueda de valoración social mediante la competencia de identidades.

Ahora bien, como saben todos aquellos que en su corazón ha germinado la semilla del amor a lo humano, nadie llega a conquistar su verdadera identidad en competencia con los otros. Pues una de las paradojas que se dan ante tal pretensión es que si la valoración de nuestra identidad la hacemos depender de la desvalorización de la identidad de los otros, se acaba dependiendo de dicha desvalorización. De ahí la persistencia de los prejuicios étnicos, sociales y clasistas, siempre ligados directa e indirectamente a la legitimación de las diferencias económicas, que se suponen responden a determinadas virtudes de los grupos favorecidos.

Asimismo, también el egoísmo ha pasado a ser considerado como un factor que contribuye positivamente al desarrollo económico, dado que el mismo es inseparable de cierta pulsión desvalorizadora de los otros; algo que constituye la médula de la competencia inherente a la "conquista" del mercado en el capitalismo, sea cual sea la forma en que se adjetive (mercantil, industrial, liberal, neoliberal, regulado, etc.).
La competencia lleva a la desvalorización de los otros

Además, es obvio que el considerar el egoísmo como fuerza productiva es la condición necesaria para mantener la desigualdad como factor de motivación económica. El argumento pragmático sobre el cual se trata de legitimar tal estado de cosas es que cuanta más riqueza se produzca más riqueza hay para repartir. Con lo cual, este supuesto bien hace que, por "participación", utilizando la terminología platónico-escolástica, el egoísmo y las desigualdades se conviertan asimismo en bienes.

La falacia de tales presupuestos ha sido puesta de manifiesto una y otra vez por los hechos históricos, algo que la amnesia producida por la sobresaturación de la comunicación trivial de nuestra era de internet -que impide la reflexión sosegada o, simplemente, la reflexión sobre lo que ya siempre ha sucedido antes- hace que volvamos a cometer los mismos errores que en el pasado. Ahora se tiende a idealizar, frente al capitalismo financiero, otras formas de capitalismo que se supone no tenían como fin la especulación.  Cuando la esencia misma del capitalismo es la especulación, pues ésta no es sino apartar a las cosas de los fines que les son inherentes para obtener más de lo que se ha puesto; y el primer objeto de la especulación es el trabajo humano, pues éste ya no tiene como fin la realización personal, sino ser competitivo para abaratar costes, y que nuestros empleadores puedan obtener beneficios».

Recomendamos del mismo autor: ÉTICA Y TRABAJO EN RELACIÓN A UNA POLÍTICA BASADA EN LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA (I), ÉTICA Y TRABAJO (II) Y ÉTICA Y TRABAJO (III).

lunes, 16 de julio de 2012

PRESUPUESTOS ANTROPOLÓGICOS PARA UNA NUEVA ECONOMÍA (I)

Transcribimos en dos partes la ponencia realizada por Francisco Almansa el día 15 de junio en el Centro Indalo Loyola de Almería, en el contexto de la Mesa Redonda titulada "Alternativas a la economía capitalista: de la economía del tener a la del dar":


Claudio de Lorena, Puerto con el embarque de Santa Úrsula
(1824)


Antes de abordar cuáles, a nuestro parecer, han de ser estos presupuestos, es necesario preguntarse cuáles son, a su vez, los presupuestos antropológicos que nos han llevado a la situación en la que nos encontramos. Aun así, en uno y otro caso estamos hablando de nosotros mismos, sean cuales sean los presupuestos que se den. ¿Qué es, por tanto, aquello que nos hace identificables en el antes y el después y que, sin embargo, ha de cambiarse?

Nuestra respuesta es que el ser humano es un ser que valora y, lo que es más importante, que es el ser que se valora a sí mismo. Ahora bien, este atributo que nos identifica como humanos es también el que nos separa y hasta nos lleva a comportarnos como inhumanos. Por tanto, lo que hay que encontrar es la esencia misma del valor para, a partir de ella, establecer la jerarquización inherente a los valores, pues lo que hay que cambiar es precisamente la jerarquía de los mismos tal y como ahora rige -que es la que realmente se impone por encima de las rimbombantes declaraciones de derechos humanos, cada día más vaciadas de contenido y más instrumentalizadas al servicio de intereses inconfesables-.

En primer lugar hay que preguntarse, para entender algo de lo que nos está sucediendo, qué implica una crisis de valores, pues la jerarquización de los mismos realmente existente en estos momentos es la consecuencia de una crisis de valores que nosotros denominamos Valores del Ser. Esta crisis comenzó a gestarse hace ya muchos años y sus efectos han sido contrarrestados -o mejor dicho, enmascarados- por las expectativas de una prosperidad, en apariencia sin límite, que se ha vivido en el Primer Mundo. Sin embargo, con la actual coyuntura se ha puesto meridianamente claro, como en el cuento conocido de todos, que el rey está desnudo.

Una crisis de valores supone, por lo anteriormente dicho, una crisis en el mismo núcleo de la identidad humana[1]. Y puesto que somos seres que nos autovaloramos, la crisis es asimismo una crisis de autovaloración. A consecuencia de la misma, el naufragar de la Ética es inevitable como, al menos, aspiración de que «el deber ser» se fundamente en los mismos presupuestos racionales para todos.


Relativización de la Justicia y del Bien:
lo que está "mal" dentro de un país,
está "bien" si tiene lugar fuera de sus fronteras. 
Una crisis de valores supone que se ha perdido, por tanto, un patrón único de lo que es el Bien, y con ello tanto el Bien como su contrario, el Mal, se han vuelto, esta vez sí, relativos, es decir: dependiendo de los contextos. Pero cuando la ética y el bien se han relativizado surgen múltiples bienes incompatibles, lo que hace que los males aparezcan aún en mayor número, pues éstos se hacen más compatibles. Sin embargo, si sólo por el Bien se nos puede exigir que nos sacrifiquemos, está meridianamente claro que hoy el Bien es el Mercado[2].

¿QUÉ SUCEDE SI LA ÉTICA NAUFRAGA?

La relativización de la ética, así como del bien, lleva a una desvalorización general y, por lo tanto, todo se vuelve opinable; lo que hace que la justicia, asimismo, se vuelva arbitraria. Pero esta desvalorización favorece a los privilegiados porque, a la pregunta de si es bueno que unos tengan mejor aire que respirar, mejores alimentos, entornos urbanos no degradados, lujos como proyección de una imagen social, etc., frente a otros que, por supuesto, carecen de esto último y sufren de graves deficiencias en otros aspectos, ante esta pregunta, la respuesta, que hemos oído muchas veces, es de naturaleza puramente pragmática: acentuar las diferencias no es bueno para la «cohesión social».

Decíamos que el ser humano se valora a sí mismo y es por esto que lo consideramos un patrón de valoración. Pero, ¿cuál es la condición para que valore? Esta condición es que el ser humano sea conciencia. Es decir, que su dimensión esencial sea la conciencia, por la cual existir y no existir pueden diferenciarse. No olvidemos que para que algo tenga sentido es necesario que se diferencie de lo que no es.

¿Qué valor tiene un universo por inmenso que sea en el que, por no haber conciencia alguna, existir y no existir no puedan diferenciarse? El valor, por tanto, viene al mundo por la conciencia, que es, en el sentido anterior, un afirmarse del Ser frente a la nada. Al considerarse que la existencia del ser humano no tiene sentido en el universo, se elimina la misma fuente de sentido en él.

Ahora bien, si la ética, el bien, la justicia, el sentido, se desvalorizan, ¿qué sucede? Pues que son los valores instrumentales los que toman el relevo.

La única relación con sentido que nos lleva a la Vida Bella
es aquélla que se basa en La Gratuidad , conforme a
La Justicia del Ser.
Pero a los valores instrumentales se les pide eficiencia en relación a la función para la cual fueron concebidos y, como el espacio propio de la eficiencia a nivel de sociedad de los valores instrumentales es la economía, esta dimensión de la praxis social se convierte en la ley de las demás dimensiones sociales, dominando la conciencia de los hombres hasta tal punto que, como se ha dicho anteriormente, el Yo -que es precisamente la forma de conciencia que nos singulariza- es visto como algo manipulable -o sea, como un medio- que sirve a la eficiencia económica, medida esencialmente en términos de rentabilidad monetaria. Como sabemos, el dinero nada es en sí mismo pero, por mor del totalitarismo económico, se convierte en patrón de medida de la valoración del Yo.



[1] El médico y teórico Eugene Yates… nos comunicó por escrito que «el hecho de que sólo tengamos unos pocos genes más que un ratón (la diferencia estimada es de aproximadamente 300) [sugiere que] somos mayormente ratones». Scheneider, E. D., Sagan, D., La termodinámica de la Vida, p. 372.
-Paráfrasis de D. Sagan tomada de Tallulah Ban Khead: «Puede que seamos tan puros como el agua de cloaca».
[2] Si queremos salvaguardar los lugares de civilización llamados empresa, mercados, bancos…etc.


miércoles, 11 de julio de 2012

Nuevas perspectivas ecológicas, sociales y políticas: vídeo del acto.

Les invitamos a escuchar la primera parte de esta interesante conferencia realizada el día 3 de mayo de 2012 en la Facultad de  Ciencias del Trabajo de Córdoba con el título "Nuevas perspectivas ecológicas, sociales y políticas". Los ponentes fueron Francisco Almansa González, presidente de la Asociación Aletheia y editor de este portal web, y Robinson Devia González, ex-candidato a la presidencia de Colombia en el año 2010 y presidente de la Fundación La Voz de la Consciencia. Moderó: Rosa María Almansa Pérez. En breve incluiremos la segunda y última parte de este acto.


martes, 3 de julio de 2012

II Encuentro de Opción Transparencia

Este fin de semana ha tenido lugar en el Colegio Mayor Poveda de Córdoba el II Encuentro de Opción Transparencia. En él se han tratado como temas principales las relaciones entre materialidad y espiritualidad, la naturaleza de los valores así como los valores necesarios para un nuevo paradigma y las implicaciones que todo ello supone para el diseño de una nueva economía y política.



Ha sido un encuentro muy fructífero, desarrollado en un entrañable ambiente fraternal. En el apartado de "actos pasados" compartimos con vosotros algunas fotos del evento.



miércoles, 27 de junio de 2012

SOBRE EL TRIBUNAL DE DERECHOS HUMANOS DE ESTRASBURGO

Reproducimos aquí, a modo de invitación a la reflexión, un fragmento de un artículo aparecido en El País el día 11 de abril, acerca de un dictamen del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo en relación a la posible condena de seis sospechosos de terrorismo:

"El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo dictaminó ayer que el Reino Unido tiene derecho a extraditar a EEUU a seis sospechosos de terrorismo. El tribunal europeo ha concluido que sus derechos humanos no se verán socavados si, en el caso de ser declarados culpables, son encerrados de por vida en una prisión especial de Florence (Colorado) en total aislamiento. Los jueces argumentan que podrán tener contacto oral con otros detenidos a través del sistema de ventilación de celdas. Un sexto caso está pendiente de que Washington garantice que puede tratar adecuadamente al sospechoso, que padece esquizofrenia".

Por lo visto, para el Tribunal de Derechos Humanos un aislamiento de por vida no vulnera los derechos humanos, puesto que la posible comunicación de los presos por el sistema de ventilación se ofrece como garantía de ello. Está claro que viene siendo urgente una redefinición de lo que significa ser humano. 



martes, 19 de junio de 2012

DEMOCRACIA Y DESIGUALDAD


Nos han llamado la atención, en un artículo aparecido el pasado 31 de mayo en el diario El País, las siguientes palabras de Josep Ramoneda:

«Una sociedad democrática es un espacio de responsabilidades compartidas. Está regulada por una leyes y por unos principios que, en parte, se plasman en los textos constitucionales. Pero se funda sobre un pacto no escrito en torno a los límites que garantizan la mínima cohesión necesaria para poder hablar de una comunidad. Las democracias en las sociedades capitalistas se basan en la aceptación de la desigualdad económica con el contrapeso de la igualdad política y de derechos. Es un equilibrio precario que requiere ciertas dosis de equidad, si se quiere evitar una fractura que solo puede conducir al conflicto o a la indiferencia».

Podemos comprobar cómo el autor nos muestra sin ambages que nuestro tan defendido sistema, considerado como el mejor de los posibles, se basa en un pacto no escrito de desigualdad económica. Ahora bien, no cabe menos que preguntarse si puede hablarse de una verdadera igualdad política y de derechos cuando ésta se encuentra condicionada a una desigualdad económica que nunca ha sido refrendada democráticamente ni, por supuesto, tal y como está planteado, pueda serlo.


 De aquí se desprende que la democracia en las sociedades capitalistas, tal y como nos dice el autor, no sería sino un instrumento para hacer digeribles las desigualdades. Por tanto, el sentido de la igualdad no estaría en el valor de la misma, sino en su instrumentalización para obtener una supuesta legitimación de la desigualdad. O dicho en otras palabras, se nos "hace iguales" para blindar la desigualdad, con lo que, ipso facto, dicha igualdad queda absolutamente desvalorizada. 

Asimismo, el autor nos recuerda que este «precario equilibrio requiere ciertas dosis de equidad si se quiere evitar una fractura»... etc., lo cual significa que la justicia está dosificada en función del mantenimiento de unas relaciones esencialmente injustas. Quizá sin quererlo, J. Ramoneda ha puesto de manifiesto la hipocresía que sirve de cimiento a este entramado de intereses políticos y económicos que llaman democracia, en la que la desigualdad no puede ser realmente igualdad desde el momento que sirve al mantenimiento de una desigualdad por la que nunca se nos pregunta, y en la que las dosis de equidad son más bien dosis de morfina para aligerar el peso de la injusticia que se deriva de una falsa igualdad (que es el correlato de una desigualdad bastante real).

jueves, 7 de junio de 2012

Vídeo de Opción Transparencia

Para facilitar la visión del power point que compartimos hace poco, en el que exponíamos algunos de los principios de Opción Transparencia, hemos trasladado este contenido a vídeo, que ofrecemos aquí.




miércoles, 30 de mayo de 2012

EL IMPERIALISMO CAPITALISTA SEGÚN GALBRAITH


 Otto Dix, La guerra (1929-32)

John Kenneth Galbraith (1908-2006) fue un economista británico que destaca por su pensamiento honesto, que no repara en poner el dedo en la llaga de las grandes lacras de la economía capitalista, criticando las prácticas inmorales de sus adalides, al tiempo que, sin ser socialista, reconoce las virtudes de la vida y pensamiento de algunos de sus próceres. Hemos seleccionado un texto que tiene un carácter clarificador y que, precisamente por su gran lucidez, pensamos que puede resultar de utilidad en el momento actual, lleno aún de ambigüedades de las que pensadores como Galbraith logran desprenderse. No tiene desperdicio:

«Imperialismo y capitalismo.

[Lenin, en] El imperialismo llenó una enorme laguna en el pensamiento y en la política revolucionarios. Más de medio siglo antes, Marx había predicho la “inmiseración” –el término es suyo- de los trabajadores. Su desesperación y las contradicciones internas y consiguiente debilitación del sistema provocarían el derrumbamiento del capitalismo. Esto no era la contingencia remota que preveía Marx. Era algo inminente. En aquellos cincuenta años, el capitalismo se había fortalecido; los trabajadores –y Lenin era demasiado realista para negarlo- eran menos revolucionarios que antes. Aquí daba la explicación. El capitalismo había pasado a una nueva fase. En esta fase, las colonias eran importantes, no como mercado, según sostenía la ortodoxia marxista, sino como medio de inversión y consiguiente desarrollo. Esta inversión y este desarrollo coloniales habían dado nueva fuerza, nuevo poder estable, al capitalismo europeo y norteamericano. También había recompensado a los trabajadores de los países capitalistas y hecho posible, en términos de Lenin, que los capitalistas “sobornasen a los dirigentes de los obreros y la capa superior de la aristocracia del trabajo”. Los obreros sobornados perdían su agresividad y cabalgaban cómodamente sobre las espaldas de sus camaradas asiáticos, africanos y latinoamericanos.

Pero esto no podía durar. Esta inversión sólo había dado un breve respiro al capitalismo. Los territorios coloniales se estaban agotando; la guerra actual reflejaba la desesperada necesidad que tenían los países capitalistas de tierras de esta clase. Marx sería reivindicado. Mientras tanto, quedaba explicado el comportamiento de los dirigentes –oportunistas, los llamaba Lenin- en tiempo de guerra. Pero había otra e incluso más importante consecuencia.

Marx pensaba que la Revolución sólo era una salida para los países industrialmente avanzados de Occidente. Los otros tenían que industrializarse primero y crear un proletariado. Sólo entonces adquiriría todo su valor la idea de la Revolución. El imperialismo y el inherente desarrollo industrial contribuirían a acercar el día de la Revolución en el mundo colonial. Por esto, según Marx, los ingleses representaban una fuerza progresiva en la India.

En cambio, Lenin decía que la Revolución era tan urgente para los países industrialmente atrasados como para los avanzados, tan necesaria para los chinos, los indios, los africanos y demás pueblos del que hoy llamamos Tercer Mundo, como para los europeos y los americanos. Los ricos tenían la culpa de la pobreza de los países pobres. Sólo mediante la Revolución podrían los países pobres quitarse de encima a los capitalistas y a los trabajadores de los países avanzados. Lenin llevó la revolución a Rusia. Pero también la envió a China.

La prueba suprema.

Pero no nos adelantemos. Volvamos a Suiza, donde los socialistas convocaron de nuevo una de sus conferencias. Ésta se celebró en la primavera de 1916 en Kienthal. La matanza, en el Este y en el Oeste, empezó a surtir algún efecto: doce delegados, en vez de ocho, se pusieron al lado de Lenin. El manifiesto resultante, aunque todavía precavido, declaraba que era “imposible establecer una paz duradera sobre la base de la sociedad capitalista… (ya que) la lucha por una paz duradera sólo puede ser una lucha para la realización del socialismo”. En prueba de que aquella precaución no era infundada, tres oficiales y treinta y dos soldados alemanes fueron fusilados al mes siguiente, por repartir copias de este documento en las trincheras.
Caspar David FriedrichÁrbol con cuervos (1823)
Una brutalidad a duras penas necesaria. Porque la guerra en Occidente no demostraba que la coalición de los capitalistas y las viejas clases gobernantes fuese incapaz de imponerse a las masas, sino que, por el contrario, revelaba que su fuerza era casi inverosímil. Demostraba que era capaz de enviar a millones de hombres a la muerte, sin apenas un murmullo y, a menudo, con entusiasmo.

El día D de 1944, fecha decisiva de la Segunda Guerra en Occidente, murieron 2.491 soldados norteamericanos, ingleses y canadienses. El 1º de julio de 1916, primer día de la batalla del Somme –un solo día en una sola batalla-, 19.240 soldados británicos fueron muertos o murieron después a causa de las heridas. La liberación de Francia, en 1944, costó a los Ejércitos aliados unos 40.000 muertos. Para avanzar diez kilómetros en el Somme, en 1916, se calcula que murieron 145.000 ingleses y franceses. La batalla del Somme tuvo por objeto en parte aliviar la presión sobre Verdún, que era un sector muy disputado. Dentro del mismo año, murieron 270.000 soldados franceses y alemanes en Verdún.

Ningún campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial, a excepción de los de Rusia, igualó los horrores de la primera. […]

De esta manera se puso a prueba el sistema. Tampoco se hizo ningún esfuerzo, al menos al principio, para disimular la naturaleza de la guerra. Se luchaba por el rey y por el país, o, en términos más rudos, por los gobernantes y el sistema. No se decía a los hombres que iban a combatir por su vida o por su libertad; respondían, de un modo personal, al mal genio y a la desenfrenada ambición del káiser. Hubo que esperar a que los Estados Unidos entrasen en guerra a fin de que se manifestase su superior capacidad para encontrar justificaciones morales. Entonces, la contienda se convirtió en una guerra para salvar la democracia en el mundo.

Para recordar a los hombres por quienes luchaban, los gobernantes tradicionales o sus retoños visitaban rápidamente las trincheras de vez en cuando. Siempre iban elegantemente ataviados y debidamente escoltados. En ocasiones, en el bando alemán, se ponían tablas en el suelo para que las botas no se manchasen de sangre cuajada. Se aceptaba que los soldados fuesen dirigidos o enviados a la muerte por oficiales que ostentaban su rango gracias a su noble cuna o a una posición social superior.

Los hombres aceptaban el concepto de heroísmo a la sazón vigente y no parecían quejarse del mismo. No era cuestión de valor, sino de rango. Los héroes más grandes eran Hindenburg, Haig, Foch, Pétain y el rey Alberto de los belgas. Las clases gobernantes, por encima de cierto nivel, podían ser muy valientes y estar al mismo tiempo muy seguras.

Más importante aún: el sistema soportaba mejor esta terrible prueba en los lugares donde el poder capitalista era más fuerte. Los Dominios británicos constituían el principal ejemplo de poder burgués, como opuesto al poder tradicional. Los relativamente educados y cultos soldados de estos países eran los que aceptaban de mejor grado la propia muerte. Los canadienses, australianos y neozelandeses alcanzaron fama especial como combatientes. Pero los soldados de los más viejos países capitalistas también lucharon bien. El proletariado industrial de Alemania y de Inglaterra era muy de fiar, cosa que contrariaba a Lenin.

En cambio, los campesinos eran, en su conjunto, mucho menos manejables. En 1917, después de la ofensiva de Nivelle, los soldados franceses, de mayoría campesina, dieron muestras de resistencia a su inmolación en masa y a los consiguientes malos tratos. Se tardó algún tiempo en dominar el motín. Los atrasados campesinos de Austria-Hungría mostraron aún menos entusiasmo en la batalla. Como cabía esperar, las minorías nacionales eran también poco entusiastas, y los rutenos, y más tarde los checos, demostraron su excelente disciplina marchando contra el enemigo, no como individuos, sino en unidades. Y el ejército más analfabeto y atrasado de todos, el del país donde el capitalismo era menos avanzado, fue el primero en abandonar la lucha. Era el Ejército del zar».

John Kenneth Galbraith (1981 [edición original:1977]), La era de la incertidumbre, Barcelona, Plaza&Janés, pp. 152-157.
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