A continuación reproducimos unos párrafos del filósofo húngaro George Lukács en los cuales reflexiona acerca de una auténtica libertad, opuesta a la que hoy exaltamos como tal y que tiene sus raíces en el feroz individualismo de la sociedad capitalista. Lukács nos hace ver cómo es imposible la libertad individual sin la colectiva y vincula estos conceptos con la necesidad de disciplina.
"Para conquistar los presupuestos sociales de la libertad real hay que librar batallas en las cuales perecerá no solo la sociedad actual, sino también el tipo de hombre producido por ella (...). Pues la "libertad" del hombre actual es la libertad del individuo aislado por la propiedad cosificada y cosificadora, una libertad frente a los demás individuos (no menos aislados), una libertad del egoísmo y de la autocerrazón; una libertad en cuyo contexto la solidaridad y la unión no pueden tenerse en cuenta sino , a lo sumo, como "ideas reguladoras" sin eficacia. La pretensión de proclamar hoy directamente esa libertad equivale a la renuncia a realizar de hecho la libertad real. Gozar, sin preocuparse por los demás hombres, de esa "libertad" que la situación social o el íntimo carácter pueden hoy ofrecer a individuos aislados significa, pues, eternizar la estructura esclava de la sociedad actual en la medida en que ello depende del individuo o de los individuos en cuestión.
La voluntad consciente de promover el reino de la libertad tiene que ser, por lo tanto, realización consciente de los pasos que acercan de hecho a él. Y comprendiendo que en la actual sociedad burguesa la libertad individual no puede ser más que un privilegio corrompido y corruptor, porque, insolidariamente basado en la esclavitud de otros, eso significa precisamente la necesidad de renunciar a la propia libertad individual. Significa la autosubordinación consciente a la voluntad colectiva que está destinada a dar vida real a la libertad real (...). Y, como todo momento de un proceso dialéctico, también esta voluntad contiene -aunque sea, por supuesto, solo en germen, en una forma primitiva, abstracta, sin desplegar- las determinaciones propias de la meta que está destinada a alcanzar: la libertad en su unidad con la solidaridad. La unidad de estos dos momentos es la disciplina."
G. Lukács, Historia y conciencia de clase, II, Sarpe, 1984, págs. 229-230.