martes, 9 de noviembre de 2010

EL DINERO


El dinero no es otra cosa que la expresión objetiva del desgaste sufrido por la fuerza de trabajo, ya que es el trabajo humano, como ya descubrió la teoría marxista, la fuente creadora de todo valor. Así pues, la fuerza de trabajo humana, al aplicarse a su objeto (sea cual sea éste) y transformarlo, le otorga un valor económico sobreañadido que es el que acaba traduciéndose en dinero. De esta forma, podría definirse este último como la forma social de objetivación de la forma indiferenciada del trabajo, ya que en el dinero acaban plasmándose -u objetivándose- múltiples formas de trabajo.

Pero en ese proceso, es indudable que la fuerza de trabajo sufre un desgaste, que no es otro que el sufrido por el cuerpo en el proceso de trabajo. Es por ello que en todo objeto existe siempre algo común, intercambiable, y que no es otra cosa que la fuerza de trabajo consumida en él, en la cantidad que sea. Así, cuando intercambiamos objetos en el mercado, empleamos un elemento de homogeneización de los objetos que nos permita dicho intercambio, y que no es otro que el dinero. Pero es ese desgaste de la fuerza de trabajo humana el verdadero patrón en relación al cual todo lo demás se ajusta, y, en este sentido, constituye el verdadero “valor” del dinero, su auténtica base real. Y de la misma manera que ese desgaste del cuerpo humano debiera reflejarse en el dinero a través de una medida determinada, habría que incorporar también en el producto el desgaste de la naturaleza, que requiere también su propio tiempo de recuperación, y que, obviamente, no se está hoy respetando.

De esta forma, va esclareciéndose la verdadera naturaleza del dinero: el dinero es puro espacio económico. Y es espacio porque permite el cambio sin alterar la identidad del objeto que se intercambia. En este sentido, es lo indiferenciado capaz de ser transmutado en cualquier objeto, pareciendo con ello adquirir la cualidad de un vacío primigenio del cual emana todo.

Sin embargo, al contrario que la conciencia humana, el dinero no es creador. Son el trabajo humano (indiferenciado sólo en cuanto a desgaste de energía y/o estandarización en su realización) -y, sobre todo, la capacidad creativa humana, que no es nunca indiferenciada- los verdaderos re-creadores de la realidad: son ellos los que la diferencian y crean nuevas singularidades en la misma, por lo que constituyen el elemento (también económico) esencial. Aquello que es pura indiferenciación, puro espacio carente de identidad, puro medio, como es el dinero, no puede ser nunca, aunque se pretenda, el elemento ordenador esencial. Y es evidente que considerarlo así trae consigo graves distorsiones.

Francisco de Goya, La fragua (1812-16)
Todo lo anterior conduce a la reflexión acerca de la legitimidad de la distribución del dinero. Si éste no es otra cosa que la expresión del desgaste de la fuerza de trabajo y de la propia naturaleza, parece claro que la acumulación del mismo es, indefectiblemente, una apropiación de la energía de otros. De ahí surge la pregunta: ¿qué tenemos derecho a ganar? Y, por tanto: ¿cuánto tenemos derecho a gastar?

(Relacionado con este tema recomendamos: «La función "Mefistofélica" del dinero»)

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...