Compartimos el comunicado que el Frente Antiimperialista Internacionalista
-al cual pertenece esta asociación- ha difundido con motivo del día de la mujer trabajadora.
-al cual pertenece esta asociación- ha difundido con motivo del día de la mujer trabajadora.
COMUNICADO
DEL FRENTE ANTIIMPERIALISTA INTERNACIONALISTA CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL
DE LA MUJER TRABAJADORA
“¡Despertemos, despertemos humanidad, ya no hay
tiempo! Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de estar solo
contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y
patriarcal!
Berta Cáceres
He abogado y todavía
abogo a favor de cambios revolucionarios en la estructura y los principios que
gobiernan los Estados Unidos. Defiendo la autodeterminación de mi pueblo y de
todos los pueblos oprimidos dentro de los Estados Unidos. Abogo por el final de
la explotación capitalista, la abolición de las políticas racistas, la
erradicación del sexismo y la eliminación de la represión política. Si esto es
un crimen, soy totalmente culpable”
Assata Shakur
Con ocasión
del Día de la Mujer Trabajadora, queremos hacer una reivindicación
internacionalista y antiimperialista del feminismo. Es imposible hacer frente a
la explotación capitalista y al sometimiento despótico de los pueblos del
mundo, sin contar con una teoría y una práctica feministas. Sin las mujeres, el
componente patriarcal de la explotación y la dominación imperial pasarían
desapercibidos, y una omisión como esa tendría resultados desastrosos para la
lucha. La idea de que "la revolución será feminista o no será" no es
una mera consigna, sino una advertencia muy seria. Pero junto a esto es
necesario afirmar que "el feminismo, será revolucionario o no será",
pues no es posible plantear en abstracto la liberación de las mujeres sin
enfrentar al mismo tiempo una lucha feroz contra la explotación capitalista y
la dominación imperial, sin luchar hombro con hombro junto con los hombres por
construir una sociedad donde la dignidad humana expulse para siempre la alienación
mercantilista.
La revolución tiene que ser feminista no solo porque las mujeres
constituyen la mitad de las clases trabajadoras, sino además porque muchos de
los aportes del feminismo permiten comprender en qué consiste la revolución
contra el capital. El feminismo muestra con claridad cómo se hacen invisibles
las relaciones de poder, cómo naturalizamos las injusticias, cómo nuestro
sistema económico une indisolublemente prosperidad y violencia. Por
eso el feminismo de clase es una amenaza para el orden vigente, y por eso hay
intentos desesperados y peligrosos, de desactivar su potencia política, de
integrar el feminismo en abstracto en la ideología dominante, despojándolo de
su radicalidad y frustrando en la práctica sus objetivos.
Frente al
imprescindible enfoque global para entender el imperialismo, la ofensiva
ideológica del capital se afana en parcializar la realidad y colocar en primer
plano de la escena alguna de sus consecuencias escindida de sus causas. En esta
tarea central de la lucha ideológica, el feminismo burgués – en este caso en su
versión específicamente imperialista – es un actor privilegiado.
Su
complicidad ha facilitado la ocultación de que en los países atacados
militarmente por EE.UU y la UE, Afganistán, Iraq y Libia, la situación de las
mujeres con los gobiernos depuestos era incomparablemente mejor desde todos los
puntos de vista. Algo parecido tenían preparado para Siria, país en el que los
planes del imperialismo han sido derrotados.
Los Estados
destruidos por “occidente” eran explícitamente laicos y poseían legislaciones protectoras de
los derechos de las mujeres que se reflejaban en indicadores de desarrollo
social claramente mejores que los de los socios regionales de las potencias
atacantes (Kuwait, Arabia Saudí, Qatar, ..etc). A pesar de ello, el
“empoderamiento de las mujeres” aparece como uno de los ejes centrales de la
reconfiguración de la región pretendida por la triada EE.UU., UE e Israel y que
denominan: “El Gran Oriente Medio”1.
Buena parte de las ONG,s de Cooperación, que centran sus actividades en la “línea de
género”, utilizan los fondos que reciben de los gobiernos para arropar
ideológicamente las guerras imperiales con el discurso de la guerra humanitaria
y de los derechos, sobre todo, de las mujeres. Muchas de ellas contribuyeron a
la difusión de la mentira construida de que la invasión de Afghanistán tenía
algo que ver con el burka o de que la guerra declarada por el imperialismo
euroestadounidense y sionista contra los pueblos de África y Oriente Medio
tenga como objetivo acabar con la opresión de las mujeres en sus países
respectivos.
Todo ello,
a pesar de que los aliados sobre el terreno de “la coalición internacional” en
todas sus versiones: Daesh, Al Qaeda, Al Nusra,… etc, exhiben en la teoría y en
la práctica la más brutal regresión civilizatoria, especialmente en lo que a
emancipación de las mujeres se refiere.
En todo
este largo y desolador proceso de destrucción que el imperialismo ha llevado a
cabo – y que se ha abatido con especial ensañamiento sobre las mujeres –
ninguna voz procedente del feminismo se ha alzado.
Cerca de un
millón de mujeres muere anualmente durante el embarazo, aborto, parto y
puerperio, el 99,5% en países “en desarrollo” y por causas perfectamente
prevenibles, ligadas indisolublemente a la pobreza. Nada se dice sobre ello,
mientras arrecian en las “democracias occidentales” campañas protagonizadas por
organizaciones feministas contra el uso del velo. La luchadora comunista Ángela
Davis, autora del antológico libro “Mujeres, raza y clase”
se preguntaba: “¿Cómo es posible que habiéndose gestado el feminismo americano,
como movimiento y teoría política, en el seno de las luchas abolicionistas y
obreras de finales del siglo XIX, la voz y las reivindicaciones de las mujeres
negras hayan sido sistemáticamente invisibilizadas por el feminismo blanco
liberal?”2.
El escándalo es de tal magnitud que asociaciones de mujeres
árabes y africanas levantan cada vez más la voz contra: “esas salvadoras
blancas, de clase media... que defienden el derecho al aborto, pero no
denuncian la esterilización involuntaria de mujeres del tercer Mundo” .. (….)
Así mismo, denuncian que la campaña occidental contra la ablación del clítoris
crea la impresión de que ésta constituye el eje de la opresión de la mujer
musulmana y de hecho distrae la atención de los verdaderos problemas de la
desigualdad de las mujeres que no han hecho sino aumentar desde que sus países
estrecharon vínculos con EE.UU. e Israel3.
La
solidaridad internacionalista exige considerar como nuestras todas las luchas
emancipatorias, y principalmente la de las mujeres como grupo especialmente
oprimido. Ese internacionalismo de combate requiere también la denuncia de la
ofensiva ideológica de las clases dominantes, que utiliza el feminismo burgués
como instrumento, con el objetivo de extender la desorientación de la
conciencia, especialmente entre las mujeres, y bloquear la resistencia de los
pueblos.
Los estados euro-estadounidenses, asesinos de todos los
proyectos emancipatorios de los pueblos - necesariamente anti-imperialistas –
de Rosa Luxemburg, de Patrice Lumumba, del Che Guevara, de Salvador Allende, de
Tomás Sankara, de Amilcar Cabral, de Berta Cáceres y de tantas mujeres
anónimas, son los responsables del saqueo, la muerte, el sufrimiento y la opresión
que sufren las poblaciones, y especialmente las mujeres.
La denuncia
de los crímenes del imperialismo – que ejecutan nuestros gobiernos con nuestros
recursos y en nuestro nombre - y de sus armas ideológicas de confusión y de
división es nuestro primer deber.
En este día, por tanto, queremos en primer lugar recordar que,
de entre todas las víctimas del capitalismo y la barbarie imperialista, las
mujeres lo son de forma agravada simplemente por el hecho de serlo. Pero
además, por otra parte, queremos reivindicar y hacer visible el esfuerzo tantas
veces ignorado de las mujeres que resisten. Aquellas que mantienen viva la
esperanza cuando todos ya se han rendido porque para ellas la vida siempre ha
sido sinónimo de lucha. A las mujeres guerrilleras que combaten codo a codo con
sus compañeros. A las madres que enseñan a sus hijos e hijas que ante el
invasor no se pone la otra mejilla. A las mujeres que sostienen los lazos
comunitarios cuando la bota del imperio trata de hacerlos añicos. A las que no
se dejan callar o ningunear, y que siempre piensan por sí mismas. A las que si
caen se levantan y además ponen en pie de nuevo a quienes las rodean. A las que
tienen un nombre, pero lo olvidamos (Louise Michel, Rosa Luxemburg, Pasionaria,
Nadezhda Krupskaya, Federica Montseny, Lakshmi Sehgal, Celia Sánchez, Assata
Shakur, Leila Khaled, y tantas otras). A las que de golpe dejan de ser anónimas
porque sus casos se vuelven simbólicos, como Ahed Tamimi. Y especialmente a
todas aquellas cuyos nombres jamás conoceremos pero sin cuya lucha jamás
alcanzaremos la victoria.
¡No
pasarán!
Frente
Antiimperialista Internacionalista, 6 de Marzo de 2018.