lunes, 31 de diciembre de 2012

EL CASTIGO COMO SÍNTOMA DE DEBILIDAD

Gustave Doré. Ilustración al Paraíso Perdido de John Milton.


«Cuando crecen el poder y la autoconsciencia de una comunidad se dulcifica siempre el Derecho penal; todo debilitamiento y peligro de cierta gravedad que afecte a la comunidad vuelve a sacar a la luz formas más duras de ese Derecho. El "acreedor" siempre se ha ido haciendo más humano en la medida en que se haya ido haciendo más rico; en último término la medida de su riqueza es cuánto perjuicio puede soportar sin sufrir por ello. No sería impensable una consciencia del poder de la sociedad con la que ésta última se pudiese permitir el más noble de los lujos que existen para ella: dejar impune a quien la dañe. "¿Qué se me da a mí realmente de mis parásitos?", podría decir, "¡que vivan y prosperen: tengo la fuerza para aguantar eso y mucho más!"... La justicia, que empezó con aquello de que "Todo es pagable, por todo se tiene que pagar", termina haciendo la vista gorda y dejando irse al insolvente: termina como todas las cosas buenas de este mundo, autosuperándose. Esta autosuperación de la justicia ya se sabe con qué bello nombre se llama a sí misma: gracia; sigue siendo, como es fácil comprender, el privilegio del más poderoso, mejor aún, su más allá del Derecho».

Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Edaf, 1985, pp. 322-3).

2 comentarios:

Olga i Carles (http://bellesaharmonia.blogspot.com dijo...

Feliz año 2013!
Que las oportunudades sean reconoicidas, apreciadas y valoradas para ser Misioneros de la Luz Bendita.



Un abrazo.

Asociación Aletheia dijo...

¡Que así sea, queridos compañeros!

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