martes, 17 de mayo de 2011

LA ESPERA NO ES UNA ESPERANZA VACUA


Hemos seleccionado unas hermosísimas citas de un texto milenario, el I Ching o Libro de las Mutaciones, por su enorme carga de sabiduría. Sirven de inspiración en la espera de aquel que aspira a las mayores hazañas, a las tareas más arriesgadas, pero también las más nobles. Y nos enseña que ese aguardar tiene un gran sentido cuando realmente se espera lo adecuado. Es esta nuestra pequeña selección de una gran palabra:



I CHING. EL LIBRO DE LAS MUTACIONES (Barcelona, RBA, 2006).

«La real comunidad entre los hombres ha de llevarse a cabo sobre la base de una participación cósmica. No son los fines particulares del yo, sino las metas de la humanidad lo que produce una duradera comunidad entre los hombres; por eso está dicho: comunidad con hombres en lo libre tiene éxito. Cuando predomina la unión de este tipo, pueden llevarse a cabo aun las tareas más difíciles y peligrosas […].» (84-85)

«Se ha alcanzado aquí el colmo de las tinieblas. La potencia tenebrosa tuvo al comienzo tan alta posición que pudo herir a todos los seres buenos y esclarecidos. Pero al fin ella perece, a consecuencia de sus propias tinieblas, pues el mal ha de hundirse en el mismo instante en que vence plenamente al bien, consumiéndose así la fuerza a la cual hasta ese momento debió su existencia.» (208)

«La espera no es una esperanza vacua. Alberga la certidumbre interior de alcanzar su meta. Sólo tal certidumbre interior confiere la luz, que es lo único que conduce al logro y finalmente a la perseverancia que trae ventura y provee la fuerza necesaria para cruzar las grandes aguas.
Alguien afronta un peligro y debe superarlo. La debilidad y la impaciencia no logran nada.
Únicamente quien posee fortaleza domina su destino, pues merced a su seguridad interior es capaz de aguardar. Esta fortaleza se manifiesta a través de una veracidad implacable. Únicamente cuando uno es capaz de mirar las cosas de frente y verlas como son, sin ninguna clase de autoengaño ni ilusión, va desarrollándose a partir de los acontecimientos la claridad que permite reconocer el camino hacia el éxito.
Consecuencia de esta comprensión ha de ser una decidida actuación perseverante; pues sólo cuando uno va resueltamente al encuentro de su destino, podrá dominarlo. Podrá entonces atravesar las grandes aguas, vale decir tomar una decisión y triunfar sobre el peligro.» (41-42)

«[...] quien ha reconocido la necesidad de la cohesión, y no siente dentro de sí la fuerza suficiente para actuar él como centro de la solidaridad, tiene el deber de unirse a otra comunidad organizada.» «Compárese el conocido dístico: “Aspira siempre a la totalidad; si no puedes llegar a ser un todo tú mismo, adhiérete como miembro al servicio de un todo.» (58)

«La Posesión de lo Grande: Elevado Logro.
[…] La Posesión de lo Grande está predeterminada por el destino y en correspondencia con el tiempo. ¿Cómo es posible que ese débil trazo tenga fuerza suficiente como para retener y poseer a los trazos fuertes? Lo es gracias a su desinteresada modestia. Es éste un tiempo propicio. Hay fortaleza en lo interior, y claridad y cultura en lo exterior. La fuerza se manifiesta con finura y autodominio. Esto confiere elevado logro y riqueza.» (89)

«El que realmente toma en serio su modestia ha de procurar que ésta se ponga de manifiesto en la realidad. En este sentido debe proceder con gran energía. Si surge alguna hostilidad, nada más fácil que buscar la culpa en el otro. Un hombre débil acaso se retire entonces, ofendido, refugiándose en sí mismo, sintiendo autocompasión y tomando por modestia su actitud de no defenderse. La verdadera modestia se manifiesta procediendo vigorosamente uno a poner orden, y en ese sentido comenzará con el propio yo y con su círculo más estrecho […]. Únicamente cuando uno tiene el valor necesario para hacer marchar sus ejércitos contra sí mismo, podrá realizarse algo vigoroso.» (98-99)

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