Ante la presente situación de general agravamiento sin precedentes de las desigualdades y las injusticias a nivel global, y de desconcierto y acelerada pérdida de derechos de la ciudadanía, no se trata ya de exigir a «nuestros políticos» que moderen la codicia de unos pocos, ni de continuar legitimándolos pidiéndoles soluciones que no pueden ofrecer, puesto que sus presupuestos de actuación política y económica continúan siendo los mismos que han dado lugar a esta debacle generalizada, humana, económica, política y ecológica.
Se trata de que seamos los ciudadanos mismos quienes tomemos las riendas de la actual situación, organizándonos y definiendo entre todos un nuevo fin que vincule al mayor número de personas posible. Porque sin fines comunes no hay verdadero cambio. Y ese fin no es otro que la restauración de una Utopía que se nos ha escamoteado, entendiendo por utopía la representación ideal, pero realizable, que busca una forma de organización social en la que el ser humano encuentre la armonía consigo mismo y con la naturaleza.
Aspiramos a que no sea necesaria la caridad, que procura, en uno u otro ámbito, restaurar o mitigar daños producto de un engranaje global esencialmente injusto. Atrevámonos a actuar lo más globalmente posible. En una palabra: hay que ir, de una vez y definitivamente, a por todas.
Una nueva sociedad debe basarse en un nuevo tipo de relaciones humanas en las que se potencie y afirme lo mejor de cada uno de nosotros, sin excepción. Nunca ya más en el gregarismo de muchos y en el elitismo de unos pocos. Por el contrario, resulta imprescindible que la afirmación de la libertad de cada uno sea condición de la afirmación de la libertad de todos los demás. Se trata, pues, de plantear un nuevo sentido de la libertad: la libertad solidaria, verdadera expresión de la singularidad humana.
Así, pues, hay que trabajar por acabar con todo aquello que limite o agoste nuestras legítimas posibilidades, expresión misma de nuestra libertad. Es decir, con todo aquello que no considere al ser humano un fin en sí mismo, tomándolo, por el contrario, como un medio. Y sáquense todas las conclusiones posibles de esto.
Se hace urgente definir nuevos valores y redefinir los antiguos. Porque no queremos más de lo mismo, sino otra cosa, a la vez que mejorar lo que sea mejorable. Queremos ser disidentes reales, no ficticios, empleados para renovar, con su supuesta apertura, la propia legitimidad del sistema.
Aspiramos seria y decididamente a poner en marcha y ampliar este movimiento que nace con una vocación clara y decidida. Queriendo dar contenido a lo que hemos definido como utopía, estamos en proceso de constitución de una red de personas y grupos dispuestos al compromiso en torno a estos fines. Si quieres más información puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo electrónico asociacionaletheia@yahoo.es, a través de nuestro blog o en nuestra cuenta de Facebook.
Se trata de que seamos los ciudadanos mismos quienes tomemos las riendas de la actual situación, organizándonos y definiendo entre todos un nuevo fin que vincule al mayor número de personas posible. Porque sin fines comunes no hay verdadero cambio. Y ese fin no es otro que la restauración de una Utopía que se nos ha escamoteado, entendiendo por utopía la representación ideal, pero realizable, que busca una forma de organización social en la que el ser humano encuentre la armonía consigo mismo y con la naturaleza.
Aspiramos a que no sea necesaria la caridad, que procura, en uno u otro ámbito, restaurar o mitigar daños producto de un engranaje global esencialmente injusto. Atrevámonos a actuar lo más globalmente posible. En una palabra: hay que ir, de una vez y definitivamente, a por todas.
Una nueva sociedad debe basarse en un nuevo tipo de relaciones humanas en las que se potencie y afirme lo mejor de cada uno de nosotros, sin excepción. Nunca ya más en el gregarismo de muchos y en el elitismo de unos pocos. Por el contrario, resulta imprescindible que la afirmación de la libertad de cada uno sea condición de la afirmación de la libertad de todos los demás. Se trata, pues, de plantear un nuevo sentido de la libertad: la libertad solidaria, verdadera expresión de la singularidad humana.
Así, pues, hay que trabajar por acabar con todo aquello que limite o agoste nuestras legítimas posibilidades, expresión misma de nuestra libertad. Es decir, con todo aquello que no considere al ser humano un fin en sí mismo, tomándolo, por el contrario, como un medio. Y sáquense todas las conclusiones posibles de esto.
Se hace urgente definir nuevos valores y redefinir los antiguos. Porque no queremos más de lo mismo, sino otra cosa, a la vez que mejorar lo que sea mejorable. Queremos ser disidentes reales, no ficticios, empleados para renovar, con su supuesta apertura, la propia legitimidad del sistema.
Aspiramos seria y decididamente a poner en marcha y ampliar este movimiento que nace con una vocación clara y decidida. Queriendo dar contenido a lo que hemos definido como utopía, estamos en proceso de constitución de una red de personas y grupos dispuestos al compromiso en torno a estos fines. Si quieres más información puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo electrónico asociacionaletheia@yahoo.es, a través de nuestro blog o en nuestra cuenta de Facebook.
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