El capitalismo es el sistema social cuyo referente de sentido es la economía, en tanto que ésta tiene como fin el mantenimiento indefinido del trabajo relativo(1) como fuente de riqueza, en forma de beneficio y de salario, así como la competencia entre los individuos, en cualquiera de sus roles, como medio para estimular la producción y el consumo. Las condiciones necesarias para conseguir tales objetivos son la propiedad privada y el mercado universal.
Por lo tanto, el derecho al trabajo -entendido como la genuina actividad humana dirigida al desarrollo personal y a ganarnos la vida dignamente- está subordinado al “derecho” al enriquecimiento. El trabajo es un derecho universal porque es una actividad humanizadora por excelencia; pero el trabajo en el sistema capitalista es una mera mercancía cuyo precio es el salario. El “derecho” al enriquecimiento no puede ser un derecho universal, pues ser rico es poseer más que los otros. Si todos fuésemos ricos entonces no habría ricos. Es por esencia desigual.El derecho al trabajo es universal, pues se vive del propio trabajo o del trabajo de los otros. Pero sin el trabajo la sociedad no es posible. Sin ricos, sí. Al legitimar el derecho al enriquecimiento, necesariamente de los menos, se paga un peaje por el derecho a trabajar y por el derecho a la realización personal. Sólo si la realización personal mediante el trabajo vocacional coincide con el interés de lucro capitalista, esta realización personal es posible.
El fin de capitalismo es siempre obtener más de lo que se pone, compitiendo por los medios de producción como un producto de mercado; para ello entra en juego el sistema financiero para la obtención de crédito y éste se convierte también en una competencia. Se hace competir a los seres humanos por un derecho universal. Es como si tuviésemos que competir para respirar. Si yo respiro tú te quedas sin aire.
El capitalismo es una realización hecha a imagen y semejanza de su creador: el Yo desarraigado. Éste escapando de la nada, inherente a su desarraigo, busca por lo mismo llegar a ser más; mientras que su sistema es aquél en el que el dinero, en tanto que patrón de indiferenciación de las faltas, conforme a la relación de demandas opuestas en el mercado, es una indiferenciación indeterminada. El nihilismo es la expresión más relacionada con este sistema, pues ambos tienen como presente la nada y el medio como fin.
En el capitalismo el lucro está siempre por encima de la vocación.
George Grosz, Un día gris (1921) |
El capitalismo es un sistema que produce necesidades para después lucrarse de la satisfacción de las mismas. Es el sistema que más produce porque es el sistema que de forma intencionada crea más necesidades. Toda la dinámica del capitalismo es la generación de deseos. No es un sistema en sí mismo, sino que es la fase final de agotamiento de unos valores, instaurándose el no valor, que es el medio absoluto. Es la institucionalización del egoísmo. Todo lo utiliza como un medio, pues el «medio» es el valor supremo, de donde el hombre no es sino un medio (el medio es lo que no tiene identidad propia).
El capitalismo es un sistema económico cuyos ritmos y necesidades se oponen a las condiciones de regeneración de la naturaleza. Ni los ritmos biológicos de la naturaleza, ni los ritmos biológicos ni psicológicos de las personas están en sintonía con sus necesidades.
El capitalismo, en resumen, es el sistema en el que lo
artificial se convierte en la ley a la cual se quiere someter a:
- la naturaleza,
- al trabajo como exigencia natural para el sostenimiento de la vida y el desarrollo personal,
- a todos los sentimientos humanos (pues también con ellos se puede negociar),
- y, por último, al deseo de solidaridad natural que late en todas las personas espiritualmente sanas.
Un deseo de solidaridad que el capitalismo pervierte
al someterlo todo a lo que es su ley
absoluta: la competencia que nos opone a todos contra todos: Trabajadores
contra trabajadores. Empresarios contra empresarios. Empresarios contra
trabajadores y viceversa. Políticos contra políticos y contra ciudadanos. Y
todo esto porque, como decíamos al principio: el capitalismo es un sistema
social en el que el derecho al trabajo está subordinado al “derecho” al
enriquecimiento.
Walter Evans, Desempleados (1932) |
Por último, el capitalismo es un sistema desintegrador de toda otra forma de organización social (familia, pueblos, otras civilizaciones y cualquier forma de comunidad solidaria humana), pues necesita siempre de individuos plenamente disponibles.
(1) Trabajo relativo es aquél que no tiene sentido por sí mismo, pues se realiza en relación a un fin que es extraño a su naturaleza, ya que el fin inherente al trabajo es la plena autorrealización de la persona.
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