jueves, 12 de octubre de 2017

LA ALIENACIÓN Y SU SUPERACIÓN HISTÓRICA POR EL "SER HUMANO TOTAL"

Henry Lefebvre (1901-1991)
 «La vida de la comunidad humana está fragmentada. La actividad creadora se convierte en medio para el individuo, que se separa así de la comunidad. En particular la comunidad no es más que un medio para los individuos que detentan los medios de producción.
La alienación se extiende así a toda la vida. El individuo no puede librarse de ella. Cuando trata de liberarse se aísla en sí mismo, lo que es precisamente una forma aguda de alienación. La esencia humana resulta de la totalidad del proceso social. El individuo no puede lograrla más que en una relación coherente y lúcida con la comunidad; no debe separarse de ni perderse en ella. Sin embargo en nuestra sociedad, en la cual las relaciones aparecen como invertidas, el individuo puede creer que se realiza aislándose. Él está entonces aún más profundamente "privado", separado de su base, de su raíz social. Él no se aprehende más que como abstracción teórica (el alma, la vida interior, el ideal) o como ser biológico (el cuerpo, la libido sexual). Sostiene y reproduce en él, agravada, la disociación de la comunidad. La contradicción es multiforme en él: entre la inconsciencia y la consciencia, entre la naturaleza y lo humano, entre lo social y el individuo, entre el instinto y la lucidez, entre el contenido y la forma, entre la práctica y la teoría. (...)

El fin de la alienación humana será "la vuelta del hombre a sí mismo", es decir, la unidad de todos los elementos de lo humano. Este "naturalismo acabado" coincide con el humanismo. Creará al hombre humano conservando toda la riqueza del desarrollo. "Es el verdadero don de la querella entre la existencia y la esencia, entre la objetivación y la afirmación de sí, entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y la especie. Resuelve el misterio de la historia, y sabe que lo resuelve" (Marx-Engels, Archiv., III).

Esta organización de la comunidad humana no terminará la historia, sino más bien la "prehistoria" del hombre, su "historia natural", mal separada de la animalidad. Inaugurará el período verdaderamente humano, en el cual el hombre dominando al destino intentará por fin resolver los problemas humanos: los problemas de la felicidad, del conocimiento, del amor y de la muerte

HENRI LEFEBRE, El materialismo dialéctico, Ed. Pléyade, 1974.



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