A continuación reproducimos el artículo publicado en Canarias Semanal (https://canarias-semanal.org/art/34279/economia-de-la-vida-fundamentos-de-la-economia-del-trabajador-colectivo) acerca del libro de Francisco Almansa Economía de la vida. Fundamentos de la economía del trabajador colectivo, recientemente publicado por la editorial Utopía.
El libro "Economía de la vida. Fundamentos de la economía del trabajador colectivo", constituye una reflexión rigurosa y de calado que pone de relieve que sin situar al ser humano en su doble dimensión, personal y social, como la referencia determinante en la economía, no es posible su comprensión, y el resultado será que un factor no humano, como la técnica o el capital, ocupe el puesto central que a al propio ser humano le corresponde.
La obra prueba que, hasta el momento, el hecho económico posee dos caras. La primera de ellas necesariamente está al servicio de las necesidades básicas de todos los humanos. La segunda, como resultado de introducir factores extraeconómicos en el núcleo mismo de la economía, ha creado graves distorsiones en ella. Estas han afectado y afectan principalmente al conjunto de los trabajadores y trabajadoras que, en todo tiempo, han ocupado una posición subordinada con relación a aquellas posiciones estratégicas desde las que se orienta el sentido de la división social del trabajo hacia fines que no son estrictamente económicos. Esto conduce necesariamente a la degradación progresiva de la economía, o bien a los colapsos periódicos que esta padece en el sistema capitalista.
Como la economía no puede ser sino actividad de la vida para su automantenimiento, se trata de identificar lo que podría denominarse el axioma vivo de toda economía, o economía de todos los tiempos. Axioma que, a su vez, nos sirva de patrón de medida del resto de los procesos económicos, que solo tienen sentido con referencia al mantenimiento óptimo del axioma vivo en cuestión. Esto conduce a una crítica tanto del capitalismo como de aquellos planteamientos relativistas, de orientación marxista, de la economía. A partir de ahí se efectúa una diferenciación esencial, la cual no se ha realizado hasta ahora por encontrarnos más atentos a los factores materiales o simbólicos que al factor vida, que es, en última instancia, tanto el origen como el fin de toda economía. Se trata de la diferenciación entre «economía del sujeto» (abierta) y «economía del objeto» o capitalista (cerrada), que resulta completamente necesaria para establecer la coordinación entre los ritmos sociales de la división del trabajo social, en su dimensión económica, y los ritmos naturales relativos a su propia autorregeneración.
Por último, se incluye como factor económico de importancia capital la anticipación, por cuanto es la única forma de una toma racional de decisiones. Y dado que la integración económica es cada vez mayor a escala mundial, la anticipación solo será posible en la medida que tal integración, relativa a las diferencias económicas nacionales, sea llevada a cabo por una planificación que, en todo caso, tenga como ley necesaria aquello que se denomina factor o axioma vivo de la economía.
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