lunes, 6 de diciembre de 2010

UNA REACCIÓN CONTRA EL RELATIVISMO MODERNO: HUSSERL

Veamos, en algunas afirmaciones, la confianza del Husserl (1859-1938) en el ser humano, especialmente a través de su capacidad racional:


«la filosofía está ahí precisamente para despachar todas las anteojeras de la praxis y, en especial, de la praxis científica.»

«Y como consecuencia ulterior da por resultado la autocomprensión última del hombre en tanto que responsable de su propio ser humano». Y «lo hace comprendiéndose como racional y comprendiendo que la razón es racional en el querer-ser-racional, que esto significa una infinitud de la vida y del esforzarse hacia la razón, que la razón indica precisamente aquello hacia lo que el hombre en tanto que hombre desea llegar en su máxima intimidad, aquello que únicamente puede satisfacerlo, hacerlo “bienaventurado”, […] que el ser-hombre es un ser-teleológico». (Edmund Husserl, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, Crítica, Barcelona, 1991, pp. 236 y 283).

Otra reacción interesante: «El espíritu y la vida están mutuamente coordinados; y es un error fundamental colocarlos en hostilidad primordial o en estado de lucha». (Max Scheler, El puesto del hombre en el cosmos, p. 115).

Contrastemos las anteriores sentencias con las de algunos representantes del relativismo de nuestro tiempo:

«Hay algo sagrado en todo ser que ignora su propia existencia, en toda forma exenta de conciencia. Aquel que nunca ha envidiado al vegetal, ha pasado al lado del drama humano.» (E.M. Cioran, La caída en el tiempo, p. 143).

«Tal vez la vida, que tiene tanto en común con otros sistemas complejos energéticamente organizados, tenga en el fondo la prosaica función de transformar energía […]. Puede que seamos, parafraseando a T. Bankhead, “tan puros como el agua de cloaca”». Dorion Sagan y Eric D. Schneider, La termodinámica de la vida, Tusquets, p. 20.

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