lunes, 18 de julio de 2011

La actualidad de "Sacrificio" (A. Tarkovski)





Trascribimos a continuación unas palabras de Andrei Tarkovski acerca de su última obra: Sacrificio. Consideramos que su reflexión es de una tremenda actualidad y su contenido nos ayuda a reflexionar sobre el momento que vivimos y nuestra actitud frente al crucial punto de inflexión histórico que nos ha tocado vivir.

Desde que comencé con las notas iniciales de Sacrificio, y durante todo el tiempo que trabajé en el guión, me sentí constantemente preocupado por la idea del equilibrio que esta implícito en todo acto sacrifical -el yin-yang, por así decir, del amor y de la personalidad individual-. Me movía el tema de esa armonía que sólo puede surgir del sacrificio. No quería hablar del amor mutuo, del amor en dos direcciones, sino del amor como entrega unilateral, total y desinteresada. Para mi, cualquier otra forma no es amor o, al menos, no la manifestación suprema de esta experiencia humana.


El personaje de Sacrificio busca participar en la vida, influir en el destino de sus contemporáneos y de su país, sin dejar que sean los políticos profesionales los que decidan por él. Este individuo quiere introducirse en la corriente de la vida y cambiar su curso. Y eso es posible sólo cuando se da cuenta de que nadie hará nada por él, mientras él mismo no tome la iniciativa. Si no queremos vivir como parásitos en el cuerpo de la sociedad, disfrutando de los beneficios de la democracia; si no queremos convertirnos en conformistas y estúpidos consumistas, tenemos que aprender a renunciar a muchas cosas. Y, sobre todo, cualquier reforma que propongamos debemos empezarla por nosotros mismos. 

Yo me enfado cuando la gente hace responsable de todo lo malo que ocurre en el mundo a los demás, pero nunca a sí mismo. ¡Cuántos gastan gran parte de su energía en culpar a los demás, sin dirigir la mirada primero sobre ellos mismos! Empezar por uno mismo, eso es lo que deberíamos hacer todos desde el primer momento. Pero nos hemos acostumbrado a que todo lo paguen el esfuerzo y el trabajo de los otros, y no el nuestro propio.

 Esta situación que yo percibía en mi país, comprobé para mi sorpresa que también se repetía en occidente, aunque en una atmósfera de mayor bienestar material que me entristecía aún más. También en Europa occidental existen sueños colectivos, amparándose en los cuales la gente se hace irresponsable en su actuación individual. Basta mirar a Suecia, por ejemplo; ninguna vida espiritual, ningún interés por nada en ese país. Esa idea de que son todos iguales: el barman, el cineasta, todos semejantes frente a los impuestos, etc. Somos iguales solamente ante Dios, no ante los demás. 



Fotograma de la película

Vemos, pues, cómo en todas partes, con el pretexto de que estamos unos junto a otros, es decir, en tanto que la humanidad está en proceso de construir una suerte de civilización, constantemente nos desviamos de nuestra propia responsabilidad y, sin darnos cuenta, descargamos sobre los demás nuestra responsabilidad histórica. Pero ninguna estructura social puede funcionar en parte alguna del mundo si no arraiga en cada individuo singular.

Por eso resulta de extrema importancia restablecer la participación del hombre en su propio futuro, conseguir que éste vuelva a creer en su alma y en el sufrimiento de ésta, y que ligue su actuación a su propia conciencia. Estoy convencido de que todo intento de restablecer la armonía en el mundo sólo puede tener éxito a partir de la renovación de la responsabilidad individual. Y esto no lo haremos sin renovar nuestra actitud respecto a la fuerza que nos ha creado y que nos hace vivir.”

Andréi tarkovski. Vida y obra. (2003) vol. II , páginas 66-91.

Del mismo director le recomendamos en nuestro blog: STALKER (1979) DE ANDREI TARKOVSKY.

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