lunes, 5 de septiembre de 2011

LA OPORTUNIDAD DE UNA REFLEXIÓN

William Blake, Glad Day o la Danza de Albión
La confusión actual en torno a lo que es el Espíritu es quizás mayor que nunca. Se imponen el sincretismo y la desvirtualización de prácticas y enseñanzas largo tiempo inspiradoras, orientándolas en demasiados casos a finalidades muy particulares. En otras muchas ocasiones, venimos asistiendo a un reduccionismo de lo “espiritual” a la mera práctica o técnica que trata de aplicarse (sea ésta cual fuera), o concibiéndolo como un dominio que debe preservarse de las contaminaciones del mundo secular, creando, pues, entre ambos supuestos ámbitos -el secular y el espiritual- una profunda disociación. Una dicotomización que, precisamente, se halla obviamente en contradicción con el lema, tantas veces pronunciado en determinados círculos, de que “todo es uno”.
Estas concepciones tan unilaterales del espíritu (por ejemplo, nos hemos llegado a encontrar con la aseveración de que el hecho de que se instalaran tiendas para la meditación durante las acampadas del 15M convertían por ese hecho al movimiento en “espiritual”) nos parecen sumamente empobrecedoras. Es por ello que hemos querido rescatar aquí la cita de Leonardo Boff en su libro Iglesia: Carisma y poder (Sal Terrae), y que es la que reivindicamos aquí:

«La realidad del Espíritu, por el contrario, se inscribe en el ámbito de la creatividad, de lo no convencional, de la irrupción de lo nuevo, al nivel individual.» (p. 250)

Y, efectivamente, el Espíritu no puede ser otra cosa que lo que enriquece lo que ya verdaderamente somos a nuestro nivel más esencial -amor realizador (que quiere la libertad del otro), pensamiento creador y 'yo' como afirmación de la diferencia. Y es ello lo que hace al silencio, en última instancia, subordinado a la palabra. En este sentido, deben, pues, considerarse espirituales todas aquellas personas que -independientemente de su carácter o no creyente, incluso en la espiritualidad misma-, han promovido y promueven esas facetas esenciales, contribuyendo así a nuestro reconocimiento. Y, al contrario, puede entenderse como opuesto a lo espiritual a todo aquello que nos empobrece, negando, pues, la unidad que afirma nuestra propia singularidad, que es lo que, nos atrevemos a decir, constituye el Espíritu.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuerpo...
Alma...
Espíritu...
La Trinidad en el ser humano.
Cuando se verífica, equilibra y exteriorizamos su Luz, tenemos al verdadero Discípulo, sea quien sea, venga de donde venga, vaya a donde vaya.



Un abrazo.
Os mandé un email ayer, espero lo hayais reibido.

Gracias.

Asociación Aletheia dijo...

La Trinidad en el ser humano se expresa también para nosotros en sus tres dimensiones esenciales: amor, pensamiento y voluntad. Cada una de ellas nunca está completa sin la participación equilibrada de las otras dos. Así, por ejemplo, el amor no puede ser auténtico si no comprende adecuadamente al otro (pensamiento) o implica la renuncia a sí mismo (voluntad o "yo", entendido no en un sentido pobre, como suele hacerse, sino pleno). Y únicamente el desarrollo equilibrado de estas tres dimensiones conscientes (el ser humano es esencialmente consciencia) nos conduce a nuestro verdadero ser sí mismo, o desarrollo espiritual.
Gracias a vosotros. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Que buena interpretación habeis hecho. Pienso totalmente igual.
La Trinidad puede buscarse en casi todo en la vida, utilizando la ley de analogía.
Con los colores...
Con las notas musicales...
Con los números...
Y mucho más.
Todo es una perfecta armonía integrada.
He estudiado durante muchos años filosofía esoterica y he aprendido a profundizar en los simbolismos.Todavía sigo en ello.

Cuando los tres planos están integrados surge la Verdera Luz del Alma. Nuestro autentico Maestro.
Debemos e es elscuchar más a la Naturaleza, ella nos da todas las respuestas. La Naturaleza es el unico libro sagrado y escrito por DIOS. Seamos generosos y humildes con ella, pues es nuestro altar a reverenciar junto a nuestro Yo Superior o Yo profundo.
El color azul indigo es de una gran magnitud espiritual...


Un abrazo,

ABRAXAS CADIZ dijo...

Según me enseñaron, efectivamente, Voluntad, Amor e Inteligencia constituyen los tres aspectos esenciales del Logos, reflejándose por consecuencia en todo ser viviente, y así pues en el hombre.
Al constituir no tres aspectos independientes, sino aspectos de una única unidad (valga la redundancia), es preciso, como decís, progresar en todas, si bien el progresar realmente en alguna lleva necesariamente a progresar en todas a la vez.
No sé bien de qué filosofía han tomado esta concepción de lo espiritual, y me gustaría saberlo, si tienen a bien dármelo a conocer.
Y otra cuestión: para mí que es ocioso entrar a querer definir qué es lo espiritual y qué no. La mente cuenta con escasas herramienta para estas cosas, como para muchas otras.
Un abrazo.

Asociación Aletheia dijo...

Querido amigo, esta concepción de lo espiritual procede de la filosofía del afirmacionismo, que como sabes constituye nuestra labor y empeño. Te haré llegar un texto que apretadamente trata de resumir algunos de sus principios fundamentales, por si es de interés para ti.
Por otra parte, en relación a la definición de lo espiritual, tal vez coincidamos en la idea de que es espiritual aquello que nos hace más humanos, que nos sensibiliza hacia el otro, y alejado de ella lo contrario.
Un abrazo.

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