Aletheia nace como grupo abierto destinado a articular a personas y colectivos comprometidos con una transformación profunda de valores y praxis sociales, con el objetivo de situar como referente de los mismos a patrones de auténtica realización humana. Adjuntamos una muy sucinta caracterización del mismo:
¿Qué somos?
Somos un proyecto global. Con esto queremos decir que tenemos la pretensión de un pensamiento y una acción transformadores en todos los ámbitos de la realidad, al tiempo que potenciadores de lo mejor que ella, asimismo, haya podido legarnos. Y entendemos por lo mejor aquello que contribuya a hacernos más humanos, en el sentido de respetar más la unidad y la singularidad de nosotros mismos y de los otros seres que pueblan con nosotros el mundo.
Como seres humanos, afirmamos que nuestra realidad esencial es la conciencia, cuyas dimensiones universales son el amor realizador (que quiere la libertad del otro), el pensamiento creador y el yo como afirmación de la diferencia.
¿Dónde nos encontramos?
Nos encontramos en una encrucijada fundamental en la historia humana, puesto que la mayor parte de las instituciones tradicionales que conformaban el universo social se encuentran hoy en una aguda crisis de legitimidad, y con ellas muchas de las certezas que durante mucho tiempo han dado consistencia a la existencia humana. Se ha generado así una situación de caos que provoca inevitablemente mucho sufrimiento, pero también una enorme esperanza, puesto que sólo del caos puede nacer un nuevo orden, más elevado -en el sentido de respetar y potenciar más la singularidad de sus partes- que el anterior.
¿Qué pretendemos?
Pretendemos que los seres humanos logremos reconocernos por fin como nosotros mismos, lo cual significa nuestra plena realización como seres singulares y solidarios, teniendo presente, de esta forma, que nuestra singularidad o condición de seres únicos es irrealizable completamente sin la dimensión solidaria, y viceversa. Lo anterior, además de constituir una meta universal, pensamos que constituye también un fin que siempre ha estado implícitamente presente entre los seres humanos, presentándose de forma más transparente en unos y más oscura en otros. De tales principios se deduce, a su vez, que toda nueva construcción social ha de realizarse bajo la premisa universal de que todo ser humano es un fin en sí mismo, y que por tanto no debe ser utilizado nunca como un medio.
Pretendemos, asimismo, que, como seres esencialmente conscientes que somos, podamos alcanzar la plenitud de nuestra conciencia. En coherencia con lo anterior, aspiramos a que el ser humano sea el patrón esencial de todas las realizaciones, lo cual significa que siempre pueda reconocerse en las mismas en la plenitud de sus dimensiones conscientes. Y pretendemos, pues, por último, crear una conciencia de cambio en relación a estos fines, así como una acción social, política, económica, cultural, etcétera, que la acompañe, y que se irá perfilando con el desarrollo del propio proyecto.
Aletheia participa, junto a otros colectivos y personas, en este proyecto que pretende la potenciación de la transparencia por varias razones:
-Porque, con él, trata de ponerse en cuestión las nociones tan comúnmente empleadas actualmente respecto a la transparencia. Transparencia no es hacer pública la declaración de la renta de los políticos, ni que estos sean elegidos según un sistema más o menos representativo. Transparencia es vivir como el otro, con sus mismas preocupaciones, trabajos, angustias y alegrías. Nadie puede representarnos realmente si no vive en su piel como vive el otro.
-Porque la transparencia es lo que afirma la presencia de los otros para que se puedan realizar. Es lo que saca a la masa del anonimato y devuelve al ser humano su dignidad. En ella no hay competencia.
-Porque la transparencia es lo que nos permite ver, y por tanto relacionar las cosas. Así pues, es lo que acaba con las mediaciones opacas que nos impiden que nos afirmemos como los que somos, que no nos remitamos a fines externos a nosotros mismos, como ocurre con el dinero, el gran mediador universal. Rescata, pues, la dignidad del hombre, que consiste en tomar lo justo para, sobre todo, poder dar.
1 comentario:
Por Olga y Carles, que no han podido hacer aquí su comentario por cuestiones técnicas:
Esa es la verdadera FE.
La FE que ha de conducirnos a ser los verdaderos servidores y salvadores del mundo,
a través de nuestra propia alma encarnada y ascender hasta los niveles del espirítu. Allí donde todo está en calma y
nos unimos plenamente con el todo. Ese es el verdadero templo a conquistar. Ese estado de conciéncia que alcanzaron y
alcanzan los Grandes Maestros de la Humanidad.
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