Bertrand Russell (1872-1970) fue un filósofo racionalista que, a pesar de todo, apostó por la fe en determinados ámbitos fundamentales. Extraemos aquí la cita y el comentario que sobre él hace Rita Levi-Montalcini en su libro El as en la manga. Los dones reservados a la vejez (Crítica, 2010, pp. 112-3):
Siempre quise encontrar una justificación a las emociones inspiradas por entidades que parecían hallarse fuera de la vida humana, y merecer sentimientos de temor reverencial….el cielo estrellado…la inmensidad del universo científico….el edificio de la verdad objetiva que, al igual que el de las matemáticas, no se limita a una mera descripción del universo contingente.
«En su libro Misticismo y lógica Russell define la “intuición mística” como un misterio desvelado, una sabiduría oculta…repentinamente clara, sin ningún género de dudas. El sentimiento de la certeza y la revelación llega antes que cualquier fe definida.
El misticismo de Russell se basa en tres principios fundamentales. El primero es la fe en la posibilidad de una vía al conocimiento, es decir, la revelación o el infinito que se opone a la razón. El segundo es la fe en la unidad, la negativa a admitir la oposición o la división. El tercer principio es la negación de la realidad del tiempo, que a su vez es rechazo de la división.»
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