martes, 6 de diciembre de 2011

LAS PREOCUPACIONES ÉTICAS DE UN ECONOMISTA


E.F. Schumacher
Volvemos a traer a este blog una nueva cita del economista alemán Schumacher (1911-1977) por su gran lucidez en el tratamiento de la economía con prioridades humanas. De hecho, su libro Lo pequeño es hermoso, que citamos aquí, lleva el subtítulo Tratado de economía como si la persona importara.

«Las ideas más potentes del siglo XIX, como hemos visto, han negado o al menos oscurecido enteramente el concepto de “niveles del ser” y la idea de que algunas cosas son más altas que otras. Esto, por supuesto, ha significado la destrucción de la ética, que está basada en la distinción del bien y del mal, proponiendo que el bien es más elevado que el mal. Otra vez los pecados de los padres recaen sobre la tercera o cuarta generación, que ahora se encuentra creciendo sin instrucción moral de ningún tipo. Los hombres que concibieron la idea de que “la moralidad es una tontería” lo hicieron con una mente llena de ideas morales. Pero las mentes de la tercera o cuarta generación ya no están equipadas con tales ideas, lo están con ideas concebidas en el siglo XIX, es decir, que “la moralidad es una tontería”, que todo lo que parece “más elevado” no es nada más que algo vulgar y mezquino.

La confusión es realmente indescriptible. ¿Qué es [...] la imagen que guía, de acuerdo con la cual la gente joven puede tratar de formarse y educarse? No hay ninguna, o mejor, hay tal confusión y mezcla de imágenes que ninguna guía puede emerger de ellas. Los intelectuales, cuya función sería la de solucionar estas cosas, dedican todo su tiempo a proclamar que todo es relativo, o tratan los asuntos éticos en términos del más desvergonzado cinismo.

Daré un ejemplo al que ya he hecho alusión anteriormente. Es significativo porque proviene de uno de los hombres más influyentes de nuestro tiempo, el extinto Lord Keynes. “Por lo menos otros cien años”, escribió, “debemos aparentar con nosotros y con los demás que lo bello es sucio y lo sucio es bello, porque lo sucio es útil y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la previsión deben ser nuestros dioses por un poco más de tiempo todavía.”

[...] Que la avaricia, la usura y la previsión (la seguridad económica) deben ser nuestros dioses fue una brillante idea de Keynes; él seguramente habrá tenido dioses más nobles. Pero las ideas son las cosas más poderosas en la tierra y no es una exageración decir que los dioses que él recomendó están ocupando sus tronos en nuestra época.

Sandro Botticelli, La calumnia de Apeles (1495)
En cuestiones de ética, como en muchos otros campos, hemos abandonado nuestra gran herencia clásico-cristiana y lo hemos hecho voluntariamente. Inclusive hemos degradado las palabras imprescindibles para el desarrollo de la ética, palabras tales como virtud, amor y templanza. En consecuencia, somos totalmente ignorantes, sin ninguna educación en un tema que, entre todos los concebibles, es el más importante. No tenemos ideas con las que pensar y, por lo tanto, estamos dispuestos a creer que la ética es un campo donde el pensamiento no hace ningún bien. [...]

¿Qué es lo que ha de tomar el lugar de la metafísica destructora del alma y de la vida que hemos heredado del siglo XIX? La tarea de nuestra generación, no tengo ninguna duda, es la de una reconstrucción metafísica. No es nada parecido a tener que inventar nada nuevo ni tampoco consiste en acudir a las formulaciones de antaño. Nuestra tarea, y la tarea de toda educación, es comprender el mundo presente, el mundo en el cual vivimos y tomamos nuestras decisiones.

Los problemas de la educación son meros reflejos de los problemas más profundos de nuestra época. Esos problemas no pueden resolverlos la organización, la administración o la inversión de dinero, a pesar de que no negamos la importancia de todas estas cosas. Estamos sufriendo una enfermedad metafísica y la cura debe ser por lo tanto metafísica. Una educación que no consiga clarificar nuestras convicciones centrales es meramente un entrenamiento o un juego. Porque son nuestras convicciones centrales las que están en desorden y mientras la presente actitud antimetafisica persista, tal desorden irá de mal en peor.»

E.F. SCHUMACHER, Lo pequeño es hermoso, Orbis, 1988, pp. 102-104.

Del mismo autor en este blog: SCHUMACHER: LA HUMANIZACIÓN DEL TRABAJO y EL TRABAJO DESHUMANIZADOR: E. F. SCHUMACHER.

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